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EL FUTURO DEL PP

Dirigentes del PP apuestan por dar carpetazo al 11-M y que no declare Aznar

Esperanza Aguirre también quiere estar "en el sanedrín" del partido "por derecho propio"

Carlos E. Cué

Destacados dirigentes del PP apuestan por dar carpetazo cuanto antes a la discusión sobre los atentados terroristas del 11-M. El congreso del partido se acerca -está previsto del 1 al 3 de octubre- y estos dirigentes creen que el PP, ahora en la oposición, debe centrarse en el debate de las ideas, buscar un discurso social y centrado que le acerque a los ciudadanos y prepararse para recuperar el poder. Eso incluye que José María Aznar no acuda a la comisión de investigación. Públicamente, los populares dicen que son los socialistas quienes deben pedir esa comparecencia. Éstos dicen que no les interesa.

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El final de la comisión parlamentaria del 11-M se ha convertido en una especie de patata caliente para los dos principales partidos. Ambos parecen desear cosas similares, pero no quieren asumir la responsabilidad. La diferencia entre lo que se dice en público y en privado es notable. El PSOE ha ofrecido un pacto de consenso para cerrar la comisión, a la vuelta de las vacaciones, con una única resolución. No se responsabilizaría de imprevisión al anterior Gobierno, que presidía José María Aznar, y se propondría un gran pacto contra el terrorismo internacional, abierto a la firma de todas las formaciones parlamentarias. La propuesta de ese pacto es del agrado de todos los grupos. Pero nada más. Los partidos minoritarios quieren reprochar a Aznar su actitud. Y los dirigentes del PP consultados argumentan que con el planteamiento de los socialistas, la opinión pública se quedaría con la imagen de que ellos aceptan "que el PSOE perdone la vida a la oposición". Lo consideran absolutamente inaceptable, máxime cuando están relativamente satisfechos, añaden, de cómo les ha ido en la comisión del Congreso.

Por eso su portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana, dio por hecho el lunes que "no habrá conclusiones unitarias". Sí es posible, aseguran fuentes del Grupo Popular, que se hagan dos tipos de conclusiones: una, sobre quién mintió, en la que no habrá acuerdo; y otra, sobre las medidas a tomar para reforzar la lucha antiterrorista, en la que podría haber consenso con las restantes fuerzas. En todo caso, hoy por hoy, cualquier posibilidad de acuerdo está "cogida con alfileres", subrayan en el PP.

En lo que coinciden todos los dirigentes consultados es en que el PP, una vez cerrada la comisión, previsiblemente a mediados de septiembre, no puede seguir centrando su estrategia política en este asunto. Aunque queda vigente la petición de 17 comparecencias, incluidos confidentes policiales, periodistas y supuestos instigadores de las manifestaciones del 13 de marzo, los responsables del grupo parlamentario del PP asumen que es muy difícil que esas declaraciones lleguen a producirse, y sugieren que lo procedente es pensar en el futuro inmediato del partido. "Es mejor resignarse y no seguir con la pataleta", explica un miembro de la comisión.

Todos ellos admiten, sin embargo, que, en el complejo juego de la estrategia pública, que consiste en lograr que nadie quede como el que cerró la comisión, todo puede pasar al final. "Así empezó la comisión", recuerdan fuentes próximas al coordinador general adjunto, Ángel Acebes. "Se empezó a discutir sobre quién se negaba a hacerla, y al final se hizo".

En este juego público, los partidos minoritarios tienen una baza importante para forzar las situaciones. Ayer, tanto Izquierda Unida, a través de su coordinador general, Gaspar Llamazares, como Esquerra Republicana de Catalunya, a través de su portavoz, Joan Puigcercós, recordaron que la comparecencia de Aznar es "inexcusable". Si estos grupos llegaran a forzar en el Congreso una votación sobre este asunto, nadie puede avanzar qué pasará.

En privado, ni los socialistas ni los populares ocultan su escaso interés en la declaración de Aznar. Lo dicen a su manera. El PSOE sostiene que es el PP quien tiene que pedirla. Diego López Garrido llegó a declarar que esta comparecencia "no es necesaria porque Aznar sólo diría mentiras". Y el PP recuerda que las comparecencias las pide el rival. La de Acebes la solicitó el PSOE, y la de Alfredo Pérez Rubalcaba la pidió el PP. "Si la de Aznar la pidiéramos nosotros, sería como si quisiéramos citarlo como imputado", señala un dirigente del PP integrante de la comisión, convencido de que finalmente Aznar no acudirá a la Cámara.

En cualquier caso, dentro del PP asumen que en la decisión final hay un componente impredecible, que es la voluntad personal del ex presidente del Gobierno. Hasta ahora se ha mostrado "dispuesto", si lo llaman, que no es lo mismo que pedir comparecer.

En lo que parece haber consenso general dentro del PP es en la necesidad de "pasar página" y dejar de hablar del 11-M antes del XV Congreso del partido, el de la consagración de Mariano Rajoy. No porque asuman las acusaciones de que el Gobierno de Aznar mintió -de hecho se interpreta que Acebes quedó "muy reforzado" tras su comparecencia-, sino porque no quieren "caer en el error" que en su día cometieron los socialistas centrándose sólo en la reivindicación de sus ocho años en el Ejecutivo y sin lanzar mensajes nuevos. Los populares buscarán recuperar espacios perdidos y desactivar la movilización del voto socialista que les hizo perder las elecciones del 14-M.

Los máximos dirigentes confían en que no sea "un congreso de nombres", y que se centre en las propuestas sociales. Aun así, el foco se centrará en Alberto Ruiz-Gallardón, alcalde de Madrid, que le ha mostrado a Rajoy gran interés en entrar en la nueva cúpula del PP. En la misma línea, ayer Alfredo Prada, vicepresidente segundo de la Comunidad de Madrid, señaló que Esperanza Aguirre también debería estar "en el sanedrín" del partido, donde se toman "en el día a día" las decisiones importantes. Prada considera que Aguirre debe tener, "por derecho propio, mayor protagonismo a nivel nacional" del que ha tenido hasta ahora y que debe asumir la presidencia del PP en Madrid.

De izquierda a derecha, Rajoy, Aragonés, Zaplana, Arístegui, Michavila y Acebes, en la sede del PP.
De izquierda a derecha, Rajoy, Aragonés, Zaplana, Arístegui, Michavila y Acebes, en la sede del PP.ULY MARTÍN

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