Bush anuncia ante los veteranos que EE UU tendrá un Ejército "más ágil y flexible"
El presidente desplazará a 70.000 soldados de las bases de Europa occidental y Asia
El presidente estadounidense, George W. Bush, aprovechó ayer un acto de campaña ante la convención anual de veteranos de guerra -una audiencia por la que se pelea a muerte con el aspirante demócrata, John Kerry- para anunciar la reorganización más importante de las Fuerzas Armadas norteamericanas desde hace medio siglo. Unos 70.000 soldados abandonarán las bases en Europa occidental y Asia (Alemania y Corea del Sur serán los países más afectados) entre 2006 y 2011. "El mundo ha cambiado y debemos cambiar con él", dijo Bush para justificar su decisión.
El escenario elegido por Bush para anunciar sus planes fue Ohio, un Estado vital para sus aspiraciones: nunca un presidente republicano ha llegado a la Casa Blanca sin vencer allí.Bush tiene serios apuros en los dos asuntos en los que se decidirán las elecciones del próximo 2 de noviembre, Irak y la economía. Ohio, el mejor ejemplo de lo encarnizado de esta batalla electoral y en donde los sondeos dan una pequeña ventaja a Kerry, ha sufrido la crisis y la falta de creación de puestos de trabajo. Y la Casa Blanca está cerca de pasar por el crítico momento de los 1.000 soldados muertos en Irak.
La audiencia, por eso, también era muy significativa: los veteranos de guerra, muy sensibles a los argumentos de la seguridad y la defensa. Después de regalarles los oídos y antes de describir su plan de reorganización militar, Bush trató de reivindicar sus credenciales como comandante en jefe listo para abordar los desafíos de la seguridad nacional. El presidente repitió lo que dice en cada mítin al justificar la guerra: "Sadam era una amenaza, y una de las lecciones del 11-S es que este país debe afrontar las amenazas antes de que se materialicen".
Bush aseguró que todos -el Congreso, su adversario demócrata, "incluso la ONU, que aprobó por unanimidad una resolución en la que se le advertía que debía desarmarse o sufrir las consecuencias"- llegaron a esa misma conclusión, basándose en los mismos datos del espionaje, y repitió dos veces que, en las mismas circunstancias y sabiendo lo que sabe ahora, volvería a hacer lo que hizo: "EE UU y el mundo están más seguros con Sadam Husein en una celda".
Después, Bush recurrió a la demagogia descarnada con las palabras que utiliza, sin cambiar una sola coma, al recordar que el senador Kerry votó a favor de conceder autoridad presidencial para el uso de la fuerza en Irak en 2002 y un año después, votó en contra del presupuesto extraordinario de 87.000 millones de dólares para el despliegue: "Dice que está orgulloso de sus votos y que es un asunto complicado. ¡No hay ninguna complicación a la hora de apoyar a nuestras tropas en combate!". Kerry tendrá mañana la oportunidad de defenderse ante la misma audiencia. Sobre esas tropas en los frentes (150.000 soldados en Irak y Afganistán) no hay previsto ningún cambio: "Seguirán allí hasta que concluyan su tarea".
En cuanto al resto de la fuerza militar estadounidense en el mundo -hay 369.000 soldados en 120 países, aunque las tropas de combate suman 250.000 efectivos- el objetivo es sacar soldados de Alemania y de Corea del Sur. Algunos irán a bases en países de Europa del Este como Polonia y Hungría, otros se desplegarán en bases más cercanas a Oriente Próximo y el resto volverá a Estados Unidos.
A los largo de los 10 próximos años, de 60.000 a 70.000 soldados serán retirados de Europa y Asia, anunció Bush, para tener "una fuerza más ágil y flexible" que "reaccione con rapidez ante amenazas inesperadas", que "aproveche las ventajas de la tecnología militar del siglo XXI para desplegar mayor poder de combate con más rapidez" y "ser más eficaces a la hora de proyectar nuestra fuerza a favor de la paz y la libertad".
Otras 100.000 personas -militares de apoyo, civiles y familiares- volverán a bases en Estados Unidos, en un plan que el presidente dijo que se discute desde hace tres años y del que ha informado al Congreso y a los países aliados afectados. La reorganización, añadió Bush, supondrá "ahorros para los contribuyentes, porque se cerrarán bases e instalaciones en el exterior que ya no son necesarias para afrontar las actuales amenazas".
Los demócratas respondieron inmediatamente con críticas al plan. El ex general Wesley Clark, ex jefe militar de la OTAN, señaló en un comunicado que el repliegue "afectará significativamente la seguridad nacional de Estados Unidos". En su opinión, "este plan y su calendario, mal concebidos, parecen estar políticamente motivados, en lugar de estar pensados para reforzar nuestra seguridad".
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