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La Conferencia Nacional iraquí no frena los combates

El presidente, Gazi al Yauar, acusa al primer ministro, Ayad Alaui, de propiciar la crisis

El conflicto de Nayaf está relegando sobremanera el experimento político de la Conferencia Nacional iraquí. Horas después de que esta convención decidiera ayer enviar una misión a la ciudad santa para tratar de lograr la capitulación de Múqtada al Sáder, duros combates se desataron entre los leales al clérigo chií y las tropas de Estados Unidos, apoyadas por policías iraquíes, muy cerca del mausoleo de Alí.

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Son ya 12 días los que se prolonga la revuelta en Nayaf, mientras las partes siguen en sus trece. La oferta del Gobierno para poner fin al conflicto -el abandono del mausoleo de Alí por parte de Al Sáder y sus seguidores y el desarme de su milicia, el Ejército del Mahdi- se repite una y otra vez. Y la respuesta del líder musulmán, atrincherado junto a casi mil leales en el interior del santuario, tampoco varía un ápice: exige la retirada de los militares norteamericanos y de las fuerzas iraquíes y la amnistía para sus fieles. Y de abandonar las armas e incorporarse al proceso político, nada de nada. Al Sáder pidió a los grupos chiíes que participan en el cónclave en Bagdad, que reunía en su segunda jornada a 1.300 dirigentes de todo el país, que se retiren de la Asamblea.

El copresidente de la Conferencia, Husein al Sáder, familiar de Múqtada, confirmó por la tarde que una delegación partiría hacia Nayaf para un nuevo intento de solucionar la crisis. Eran portadores de un documento en el que prometían al clérigo radical que no sería detenido si abandonaba el santuario junto a sus fieles.

Mucho más contundente se mostró el presidente iraquí, Gazi al Yauar, en una entrevista con una cadena de televisión libanesa. Aludió al precedente de 1979 en La Meca, cuando unos extremistas se hicieron fuertes en el interior de la mezquita más venerada por los musulmanes. La policía saudí asaltó el recinto y mató a los fanáticos. El presidente no descartó el ataque al santuario, y, por primera vez, barajó la posibilidad de matar a Al Sáder. Un portavoz de éste, Ahmed Shibani, destacó que 2.000 chiíes civiles han llegado a Nayaf desde las ciudades del sur para interponerse como escudos humanos. "Están aquí. Por ello, los norteamericanos no atacarán", dijo confiado.

Enfrentamientos en Nayaf

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Las brechas entre los diversos movimientos políticos, religiosos y tribales que conforman la Conferencia están aflorando precipitadamente. Abdul al Hamid, dirigente del Partido Islámico Iraquí, clamó contra el diferente trato que los organizadores del foro han otorgado a los diferentes partidos: "Es intolerable. Los suníes, no estamos representados al nivel que nos corresponde. Vamos a abandonar la Conferencia si nuestras demandas no son escuchadas". Además de este descontento, otro importante movimiento suní, el Comité de Ulemas, ni siquiera acudió a la cita que se celebra en la zona verde de Bagdad. Las demandas de las organizaciones chiíes para que se detengan los combates en Nayaf y para que las tropas evacuen la ciudad fueron constantes.

Además, brotan las divergencias entre los máximos dirigentes de Irak. El presidente, Ghazi al Yauar, lamentó haber sido apartado de las negociaciones con Al Sáder por el primer ministro, Ayad Alaui, al que responsabilizó de la crisis. El viceprimer ministro, Ibrahim al Jafari, ya expresó su oposición al asedio de Nayaf en los primeros días del cerco a los santuarios agrados.

Los choques armados entre insurgentes y la policía salpicaron ayer de sangre el centro y sur del país. Tres miembros de la Guardia Nacional perdieron la vida en Baquba tras impactar un proyectil de mortero en su coche. Dos civiles murieron en su casa en esta ciudad tras caer sobre ella otro mortero. El comandante de la Guardia Nacional Iraquí de Samarra fue asesinado. Tres soldados norteamericanos fallecieron en la noche del domingo en Nayaf, según portavoces militares. También se conoció ayer que el viernes Micah Garen, un periodista de origen francés y pasaporte de EE UU, fue secuestradoen la ciudad sureña de Nasiriya.

Centenares de voluntarios forman un escudo humano para proteger a Al Sáder ante la mezquita de Alí en Nayaf.
Centenares de voluntarios forman un escudo humano para proteger a Al Sáder ante la mezquita de Alí en Nayaf.REUTERS

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