El Papa viaja hoy a Lourdes entre fuertes medidas de seguridad

Juan Pablo II viaja hoy al santuario mariano de Lourdes, en los Pirineos franceses, para ser "enfermo entre los enfermos y peregrino entre los peregrinos", según la definición efectuada por el propio Vaticano. La visita a Lourdes es considerada de extraordinaria importancia personal para el Papa, que quiere hacer de sus enfermedades -Parkinson, artritis, problemas estomacales derivados del atentado de 1981- una imitación apostólica del calvario.

El objetivo principal es el de conmemorar los 150 años del dogma de la Inmaculada Concepción de María, uno de los más polémicos de la cristiandad moderna. El Papa será recibido en el aeropuerto de Tarbes por el presidente de Francia, Jacques Chirac, y por la jerarquía católica francesa. En el coloquio privado que mantendrán Chirac y Karol Wojtila se abordará, muy probablemente, la omisión de referencias a la cristiandad en la Constitución europea, un asunto que provoca un malestar profundo en el Vaticano. Las cuestiones políticas, en cualquier caso, terminarán ahí.

Juan Pablo II ha organizado el desplazamiento como un peregrinaje y desde el aeropuerto acudirá directamente a la gruta de Massabielle, donde, según la doctrina católica, la Virgen se apareció en 1858 a Bernadette Soubirous, una joven de la localidad. Las apariciones y las posteriores curaciones milagrosas, reconocidas por la Iglesia, han hecho de Lourdes uno de los principales santuarios del catolicismo, con seis millones de visitantes al año. Unas 400.000 personas acompañarán este fin de semana al Papa, que se hospedará en la Residencia Notre-Dame, uno de los dos centros habilitados para peregrinos enfermos.

La organización vaticana tendrá la difícil tarea de compaginar un viaje de tono íntimo, como desea Karol Wojtila, con un entorno multitudinario y unas medidas de seguridad idénticas a las adoptadas para los jefes de Estado y de Gobierno que acudieron a Normandía en el aniversario del desembarco aliado de 1944. Los cazabombarderos estacionados en la base militar de Mont-de-Marsan permanecerán en máxima alerta y serán desplegadas rampas de lanzamiento de misiles tierra-aire Crotol, con el fin de que el espacio aéreo sobre Lourdes no sea violado; 2.700 policías patrullarán las calles y vigilarán el recorrido papal; y las carreteras de acceso serán parcialmente cerradas durante todo el fin de semana. Además, el Gobierno francés ha enviado a la zona varias unidades preparadas para enfrentarse a atentados nucleares y bacteriológicos.

La conmemoración del dogma de la Inmaculada Concepción, que establece que María nació sin pecado original, dará ocasión al Papa de mostrar su profundísima devoción mariana. El dogma, establecido en 1854 por Pio IX en la encíclica Ineffabilis Deus, fue muy polémico en su día, y aún hoy es considerado artificioso por algunos teólogos.

La Ineffabilis Deus pertenece a uno de los períodos más turbulentos de la Cátedra de San Pedro. Pio IX, un papa místico y muy reaccionario, estaba furioso porque perdía sus Estados Pontificios y su poder terrenal a causa de la unificación italiana, y reaccionó con una extraordinaria producción dogmática. Además de establecer la Inmaculada Concepción, proclamó la infalibilidad papal en temas doctrinales, otro dogma de base teológica frágil. Paralelamente, en un orden más terrenal, ordenó a los católicos que no participaran en elecciones democráticas, excomulgó a los piamonteses y se convirtió en el Papa más odiado por los romanos. A su muerte, una multitud intentó arrojar el ataúd al Tíber.