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Alemania reabre el juicio contra un supuesto cómplice del 11-S

Un tribunal de Hamburgo reabrió ayer el juicio contra Munir el Motassadeq, supuesto integrante de la célula terrorista que el 11 de septiembre de 2001 perpetró los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono. El ciudadano marroquí, de 30 años y estudiante de electrotecnia, ya había sido condenado en 2003 a 15 años de prisión por complicidad en la muerte de más de 3.000 personas. Aquella sentencia fue anulada el pasado marzo por un tribunal superior, que consideró que no se habían tomado en cuenta todas las pruebas. Ayer, EE UU volvió a rechazar que el tribunal interrogue a Ramzi Binalshibh, uno de los coordinadores de los atentados, que retiene.

La primera sentencia se basó en la tesis de que los ataques del 11-S habían sido planeados casi enteramente en Hamburgo, bajo el mando de Mohamed Atta, quien después pilotaría uno de los aviones suicidas, y del mismo Binalshibh. Motassadeq fue amigo de ambos, y, según la fiscalía, prestó toda suerte de apoyo logístico a la célula.

No obstante, las declaraciones tanto de Binalshibh como del presunto artífice intelectual de los atentados, Khalid Sheikh Mohamed, apuntan a que los ataques no fueron planeados en Hamburgo, sino en Afganistán, a finales de 1999. Así lo ha constatado también la comisión de investigación parlamentaria que recientemente presentó en EE UU su informe final sobre lo ocurrido el 11-S.

De ser así, Motassadeq -que ha admitido sus simpatías por el fundamentalismo islámico y también su paso por un campo de entrenamiento de Al Qaeda en Afganistán- no necesariamente estuvo al tanto de lo que estaban tramando sus compañeros. Sus transferencias bancarias a otro de los pilotos suicidas, Marwan al Shehhi, por ejemplo, podrían haber sido meros favores personales. Ésta, al menos, es la tesis de los abogados de Motassadeq, que ayer solicitaron la suspensión definitiva del juicio.

Comparecencias denegadas

Binalshibh y Sheikh Mohamed se encuentran detenidos en un lugar desconocido y EE UU no permite que sean interrogados por los tribunales europeos. Ello ha causado malestar no sólo en Alemania, sino también en España, donde la Audiencia Nacional tramita varias causas igualmente relacionadas con el 11-S. Ayer, en una carta enviada al tribunal de Hamburgo, el Ministerio de Justicia estadounidense reiteró su negativa a que "combatientes enemigos" comparezcan ante los jueces, por razones de "seguridad nacional", que también impiden interrogatorios por videoconferencia, según la misiva.

Aunque Washington ofreciera otros documentos, ni siquiera queda claro si facilitará las declaraciones ya prestadas por Binalshibh y Sheikh Mohamed. Clasificados como "información de inteligencia", estos testimonios -en parte ya filtrados a la prensa- podrían ser rechazados en Alemania al existir fundadas sospechas de que fueron obtenidos bajo tortura.

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