Crisis socialdemócrata
Entre los problemas tradicionales de las socialdemocracias europeas figura esa eterna división entre bienpensantes y pragmáticos. En los años treinta provocó una herida que alimentó a los totalitarismos, nazi o comunista, con las consecuencias conocidas. Las descalificaciones de Oskar Lafontaine hacia su antiguo rival dentro del SPD, el actual canciller, Gerhard Schröder, no pueden dejar de producir alarma. Decía Lafontaine que "por mera decencia", Schröder debería dimitir. Ni tanto ni tan calvo. Schröder se enfrenta a inmensas dificultades para imponer sus reformas, incluso dentro de sus propias filas.
Pero que un miembro responsable de la dirección de un partido con la historia y tradición del Partido Socialdemócrata de Alemania, que ha sido su presidente y candidato a la cancillería, sugiera una escisión hacia la izquierda y conceda licencia a partidos que siguen anclados en el este de Alemania a la tradición totalitaria, es una deslealtad a un proyecto político, pero también un síntoma de frivolidad intelectual.
El SPD tiene que hacer unas reformas, duras y socialmente difíciles, porque en caso contrario se condena a convertirse en un partido marginal. Cierto es que Schröder ha sido gran actor en este triste proceso y sólo ha añadido melancolía a lo que debiera haber sido un gran proyecto innovador después de Helmut Kohl y su fracasada CDU. Pero no lo es menos que Lafontaine, hasta ahora, sólo ha contribuido a agravar la crisis del partido, acentuado el enfrentamiento con los sindicatos y agudizando la controversia interna en esa formación más que centenaria. El presidente del partido, que ya no es Schröder, sino Hans Münterfering, advierte estos días de que no hay alternativa a Schröder. Nadie en Alemania acaba de creérselo. Pero lo que todos tienen claro es que la alternativa sería un Gobierno conservador con no se sabe qué alianzas, porque podría ser con los verdes o con los liberales. Lo que queda claro es que en las actuales circunstancias, el desplante de Lafontaine no es un remedio a la crisis, sino una forma de agravarla.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Los socialistas valencianos reclaman a Feijóo que entregue a la jueza de la dana la conversación íntegra con Mazón
‘Els nous altres catalans’: SER Catalunya vuelve a la obra de Paco Candel con la voz de Illa, Carla Simón o Greta Fernández
Restablecida la circulación de los trenes de larga distancia y alta velocidad en la estación madrileña de Chamartín
Localizada en buen estado en Italia Gina, la niña de cinco años que no fue devuelta por su padre
Lo más visto
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- Juan Carlos Ferrero: “Más que dolor, siento pena; los finales siempre son tristes”
- El líder groenlandés responde a Trump: “Groenlandia es nuestro país. Nuestras decisiones se toman aquí”
- Los ‘whatsapps’ de Mazón a Feijóo del día de la dana: “Un puto desastre va a ser esto presi”
- La cúpula de Vox votó por unanimidad la destitución de Javier Ortega Smith




























































