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El decomiso de armas blancas y prohibidas ha aumentado un 25% respecto a 2002

PSOE e IU piden al alcalde Gallardón un plan de seguridad para los 21 distritos

Los madrileños siguen portando armas blancas y prohibidas cuando salen de diversión o están en lugares públicos. Así lo ponen de manifiesto los datos facilitados por la Delegación del Gobierno en Madrid, que reflejan que en el primer semestre de este año las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado han decomisado 2.350 armas prohibidas. La gran mayoría (1.957) han sido requisadas por la Jefatura Superior de Policía. El resto, 393, las confiscaron agentes de la Guardia Civil. Lo más habitual son las navajas, los estiletes y los munchacos.

Las cifras de 2002 (en 2003 no fueron facilitadas por la Delegación del Gobierno) demuestran que durante todo el año fueron decomisadas 3.500 armas blancas y prohibidas, lo que supuso entonces un aumento del 13% con respecto a las 3.030 del año 2001. Si la tendencia se mantuviera durante el presente año, éste se cerraría con más de 4.700 armas blancas requisadas por los agentes de la autoridad. Esto supondría un incremento cercano al 25% con respecto a las últimas cifras oficiales, las de 2002.

¿Significa este incremento que hay más armas blancas en circulación? La primera respuesta de los mandos policiales es que sí, aunque a renglón seguido explican que los controles en las zonas más conflictivas se han incrementado, lo que lleva aparejado que crezca el número de multas impuestas por la Delegación del Gobierno.

Desde hace varios años, la Jefatura Superior de Policía -que vigila la capital y los 12 municipios con mayor número de población- y la Guardia Civil -que se encarga de la seguridad ciudadana en los 664 municipios restantes- han realizado durante los fines de semana las denominadas Operación Luna y Operación Búho, respectivamente. Éstas se centran en hacer controles aleatorios donde se reúnen los jóvenes cuando salen de copas en lugares de ocio o en los de gran afluencia de público, como partidos de fútbol o conciertos de música. Zonas como Moncloa, la calle de Orense o el polígono Costa Polvoranca, en Alcorcón, están en perpetua vigilancia.

Controles aleatorios

Los fines de semana y las vísperas de festivos son en los que se produce mayor número de actuaciones policiales. Se trata de controles aleatorios, sin anuncio o señalización previa. Un grupo de policías, a veces de paisano, se acerca a los jóvenes y, tras solicitarles la documentación, piden que vacíen el contenido de los bolsillos y de los bolsos o carteras que lleven.

Y es que el Reglamento de Armas aprobado en 1993 recoge en su sección cuarta que "la fabricación, importación, circulación, publicidad, compraventa, tenencia y uso de bastones estoque, puñales de cualquier clase y las navajas automáticas" están prohibidas. De hecho, esta norma considera puñales a las armas blancas de hoja menor de 11 centímetros, de dos filos y puntiagudas. También son armas prohibidas las defensas de alambre o plomo, las llaves de pugilato con o sin púas, los tiragomas, las cervatanas y los munchacos, así como "los sprays [pulverizadores] de defensa personal y todos aquellos que despidan gases o aerosoles, así como cualquier dispositivo que comprenda mecanismos capaces de proyectar sustancias estupefacientes, tóxicas o corrosivas".

El distrito de Centro es en el que más armas se han incautado en el primer semestre (308). Le siguen Villa de Vallecas (256), Puente de Vallecas (193), Arganzuela (142) y Usera (138). En comisarías locales el número baja ostensiblemente y Coslada está a la cabeza, con 73 unidades. La lista la continúan Getafe (44), Torrejón de Ardoz (38) y Móstoles (32). La Jefatura Superior de Policía ha decomisado casi el 80% de las armas en el primer semestre de 2004.

La Comandancia de la Guardia Civil ha requisado 391 armas blancas: 250 navajas, 60 cuchillos, 25 bastones estoque, 19 machetes, 12 pulverizadores de defensa personal, 5 armas simuladas, 4 puñales, 3 catanas, 2 porras, 2 hachas, 2 munchacos y otras 8 de diversa calificación.

El 75% de las armas decomisadas era portado por ciudadanos españoles en el momento de serles incautadas, frente al 25% restante, que las llevaban extranjeros. "Es un tema que nos preocupa sobremanera y en el que nos vamos a mostrar inflexibles y muy beligerantes. No se puede permitir que, cuando la gente salga a divertirse, vaya con una navaja o con un cuchillo", señalaron fuentes de la Delegación del Gobierno, quienes añadieron que la policía no descarta incrementar los controles preventivos dados los buenos resultados que se están produciendo en los últimos meses.

El Reglamento de Armas prohíbe de manera expresa "portar armas de fuego o de cualquier otra clase en establecimientos públicos y lugares de reunión, concentración, recreo o esparcimiento, salvo en los locales habilitados para su uso". El incumplirlo lleva aparejadas multas que oscilan entre los 300 y los 450 euros. En caso de utilizarlas sin incurrir en delito la sanción aumenta hasta los 600.

22 homicidios con navajas

La Delegación del Gobierno en Madrid ha anunciado que luchará de manera denodada contra la tenencia de armas blancas y prohibidas. Y existen hechos objetivos que avalan la idoneidad de esta medida. Desde que comenzó el año y hasta ayer se habían registrado en la región 40 homicidios, de los que 22 (un 55%) se habían producido con navajas, cuchillos o artefactos similares, lo que demuestra la conocida peligrosidad de los mismos.

El último homicidio ocurrió el pasado miércoles en el distrito de San Blas, cuando murió desangrado Daniel Díaz, de 25 años, tras una discusión con Juan Ángel M. S., alias Demonio, de 30 años. Éste le asestó un corte en la arteria aorta con una especie de cortauñas, según fuentes policiales.

Además, todos los fines de semana y vísperas de festivos se producen numerosas reyertas en toda la región, en las que personas de todas las edades suelen resultar heridas de gravedad. De nuevo las armas blancas y prohibidas suelen estar tras estas discusiones. En algunos casos la mezcla alcohol-armas puede resultar un cóctel extremadamente peligroso.

Cuando los agentes de la autoridad detectan a una persona con un arma prohibida se la decomisan y le incoan un acta de intervención con los datos personales del infractor. Este documento es remitido a la Delegación del Gobierno, que es la encargada de imponer la sanción correspondiente. Para ello tiene en cuenta aspectos como la reincidencia, si el arma ha sido usada o la gravedad que pudiera haber producido con la misma.

El arma en cuestión es enviada a la intervención de la Guardia Civil, que ordenará su destrucción cuando haya un número suficiente. El año pasado fueron fundidas 35.000 armas decomisadas durante los últimos años. El mismo camino (su destrucción) corren las armas blancas con los que algunos pasajeros intentan volar cuando salen del aeropuerto de Barajas. Los atentados del 11-S incrementaron las medidas de seguridad y prohibieron viajar con elementos cortantes o susceptibles de permitir un secuestro a bordo.

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