¿Se hacen los tontos o lo sabían?
En estos días se están celebrando en Madrid las oposiciones al cuerpo de profesores de Enseñanza Secundaria. A estos exámenes se presentan Titulados Superiores y Licenciados de diversas especialidades. Para unos supone ser la primera vez que optan a una plaza y para otros el conservar su puesto de trabajo, porque llevan días, meses y hasta años ejerciendo la docencia. Unos afrontan estas pruebas con los conocimientos que les ha proporcionado su carrera y experiencia, y otros, sin embargo, acuden a las academias preparatorias de oposición (que no de profesor), parece que para recibir ayuda.
¿Qué pueden enseñar estas academias a personas con amplia formación, que en unos casos son ya docentes con experiencia y en otros no porque no han tenido el tiempo suficiente para obtenerla? ¿Qué ayuda pueden recibir de tales empresas?¿Por qué son tan costosas y hacen tanta publicidad? ¿Qué hay detrás de ello?
Todas estas preguntas y muchas más son las que nos cuestionamos de modo permanente los aspirantes a estas escasas plazas, que en un ambiente de hacinamiento, filas, listas, DNI en la boca y otros tantos requisitos extravagantes nos hacen recordar oscuros episodios de otros tiempos.
Si nos situamos en el IES Antonio Machado de Alcalá de Henares, donde el día 25 de junio dieron comienzo las pruebas en la especialidad de Música, comprobamos que después de estar sometidos durante dos horas y media a realizar el primer examen escribiendo sobre nuestras rodillas (porque se carecía de mesas), había personas procedentes de estas academias que habían acertado en las respuestas: compositores, fechas, estilos, análisis completo y exacto, autor del texto y partitura... en fin, todo lo que supone aprobar. ¿Casualidad? ¡No puede ser casualidad! Porque de entre toda la producción musical universal, el día 19 de junio, es decir, seis días antes del examen, en la academia Preparadores de Oposiciones, situada en la calle de Génova de Madrid eligieron como práctica la misma audición que se expuso como examen en las oposiciones del día 25 del mismo mes, y por otro lado Magíster, otra academia que se encuentra en la Glorieta de Cuatro Caminos, realizó en otras fechas los mismos ejercicios que se presentaron en la oposición. ¿Qué más academias sabían el examen? ¿O son todas la misma? ¿Qué relación puede haber entre los tribunales y las academias?
Las respuestas corren por los pasillos con indignación, evidenciándose reiteradamente las sospechas existentes que reafirman el hecho de que estas academias no es que enseñen a la gente, que no les hace falta, sino que filtran los exámenes. Parece claro que ésa es la ayuda que prestan. Si los tribunales son conscientes de estos hechos, e inocentes, ¿cómo no anulan la oposición?
¿Qué puede hacer un opositor que se encuentra en desventaja ante esta situación aparte de indignarse? ¿Apuntarse a la academia y pagar para que le digan el examen o escribir a los medios?
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