Los mercados, a la expectativa

Londres

El Santander cayó un 2,63% y cerró a 7,79 euros en el mercado de Madrid. Abbey, que el viernes se había disparado un 17% hasta los 580 peniques por acción, cayó ayer hasta 540 peniques, aunque luego superó los 555, una caída del 4,3%.

Quizá esta caída hay que buscarla en que, aparte de los 31 peniques que recibirán de dividendo, los accionistas de Abbey no recibirán dinero, sino una acción nueva del Santander por cada acción antigua de Abbey. Botín, y su director general, Juan Rodríguez Inciarte, se esforzaron ayer por dejar claro que aquellos accionistas que quieran transformar en dinero en efectivo las nuevas acciones del Santander podrán hacerlo a través de las oficinas de Abbey. Y aclararon también que los accionistas radicados en el Reino Unido recibirán sus dividendos en libras, no en euros. Sin embargo, los más de un millón de pequeños accionistas de Abbey, que entraron en el capital del banco cuando éste era una mutua, desconfían de las acciones de una compañía española de la que no habían oído hablar hasta la semana pasada y que ni siquiera cotiza en la Bolsa de Londres.

Todas estas dudas suponen un interrogante para el futuro de la operación -que necesita el apoyo del 75% de los accionistas de Abbey para seguir adelante- y no despejan el fantasma de una contraoferta. Un banco británico o norteamericano ofrecerían a los pequeños accionistas la confianza que no les da el Santander, aunque el jefe ejecutivo de Abbey, Luqman Arnold, precisó ayer que una hipotética contraoferta sería estudiada no sólo en función del precio sino de las ventajas que aportaría al banco.

Arnold justificó su apoyo a la operación con el argumento de que es un banco con gran experiencia en el sector de banca comercial "con el que Abbey será capaz de llegar más rápido que con nosotros" a los objetivos que se ha fijado.