Los héroes del vuelo 93
Algo funcionó en el 11-S: los pasajeros que se rebelaron contra los terroristas
Después de que Al Qaeda decidiera atacar EE UU con aviones comerciales, sólo una cosa funcionó en la defensa del país. Según la comisión de investigación sobre el 11-S, no fue el FBI, la CIA, el control aéreo o las Fuerzas Armadas. No fue el Consejo Nacional de Seguridad ni el Departamento de Defensa. Ni el Departamento de Estado ni el control de fronteras. Ni el Congreso ni la Casa Blanca.
Sólo un pequeño grupo de civiles, que ni siquiera se conocían entre sí y que no habían celebrado reuniones, ni recibido reglamentos, uniformes o fuerza de choque, lograron, comunicando por teléfonos móviles con sus familiares que veían la televisión, entender a tiempo qué estaba pasando y evitar otro ataque contra Washington. Algunos valientes pasajeros del vuelo United Airlines 93 forzaron a los secuestradores a estrellar el avión en un campo de Pensilvania, lejos de su objetivo. El informe revela lo que pasó esa mañana.
A las 8.42 del 11 de septiembre, el vuelo United 93 despegó de Newark (Nueva Jersey) con destino a San Francisco. El avión salía con más de 25 minutos de retraso con 37 pasajeros a bordo, incluidos los cuatro terroristas, y siete miembros de la tripulación. Cuando despegaron, no sabían que otros aparatos habían sido secuestrados. A las 9.03, un avión se estrellaba contra una de las Torres Gemelas, y casi a la misma hora, el centro de control de Boston se daba cuenta de que en un mensaje emitido por el vuelo American Airlines 11 a las 8.25, uno de los secuestradores decía "Tenemos unos aviones".
A las 9.23, el vuelo 93 recibió el siguiente mensaje: "Tened cuidado con una posible intromisión en la cabina; dos aviones se estrellaron contra el World Trade Center". A las 9.26, el piloto, Jason Dahl, contestaba: "Por favor, confirmad el último mensaje".
Los terroristas atacaron a las 9.28. Cuando volaba a una altura de 10.000 metros sobre el este de Ohio, el vuelo 93 bajó de repente unos 250 metros. Después de 11 segundos, el centro de control aéreo de Cleveland recibió el primero de dos mensajes del avión. Se oía al comandante o a su asistente diciendo "mayday" entre sonidos de lucha en la cabina. En la segunda transmisión de radio, 35 segundos más tarde, la misma voz gritaba: "¡Eh, sal de aquí... sal de aquí... sal de aquí!".
A las 9.32, uno de los terroristas, probablemente Ziah Jarrah, se dirigió a los pasajeros: "Señores y señoras, habla el comandante; por favor permanezcan sentados; tenemos una bomba a bordo; siéntense". Las grabaciones de voces de la cabina indican que una mujer, seguramente miembro de la tripulación, estaba detenida. Luchó contra uno de los secuestradores que la mató o la silenció. Los terroristas obligaron a todos a colocarse en la parte trasera del avión. Poco después, los pasajeros y miembros de la tripulación empezaron a llamar con sus móviles a sus familiares y amigos. Las llamadas siguieron hasta el fin del vuelo y proporcionaron informes de primera mano a los que estaban en tierra e información crítica a los que estaban a bordo.
Cinco llamadas describen el intento de los viajeros de rebelarse contra los terroristas. Votaron para decidir si había que atacar a los terroristas para recuperar el avión. La revuelta de los pasajeros empezó a las 9.57. Uno de ellos acabó su mensaje diciendo: "Todo el mundo va a primera clase; tengo que ir; adiós". En la grabación de voces se puede oír el asalto de los pasajeros a la cabina. Jarrah empezó a girar el aparato a la derecha y a la izquierda. Se pueden oír ruidos sordos de golpes, gritos y platos y vasos rotos. Después de cinco segundos, Jarrah pregunta: "¿Ya está? ¿Acabamos?". Otro terrorista contesta: "No, todavía no; Cuando vengan todos acabamos".
A las 10.00, un pasajero grita: "Hacia la cabina; si no lo hacemos nos morimos". 16 segundos después otro viajero grita: "¡Túmbalo!". A las 10.01, Jarrah abandona sus violentas maniobras y dice: "Alá es el más grande". El avión empezó entonces a bajar. "Alá es el más grande". Con el sonido continuo del asalto de los pasajeros, el aparato 757 fue a estrellarse en un campo vacío de Shanksville, Pensilvania, a unos 20 minutos de vuelo de Washington, su objetivo inicial.
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