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El rehén filipino queda libre tras el regreso de las tropas a Manila

El gobernador de Basora muere en un nuevo atentado contra altos cargos en Irak

Tan sólo un día después de que Filipinas completara la retirada de los 51 militares que mantenía en Irak, el camionero filipino Ángelo de la Cruz fue puesto en libertad, tras permanecer secuestrado casi dos semanas. Al mismo tiempo, una página digital atribuida a Al Qaeda amenazaba a Japón con "colas de coches cargados de explosivos" si no retiraba de inmediato su contingente destacado en Irak.

Estados Unidos criticó duramente a Manila por su decisión de "rendirse" a las demandas de los extremistas que, según un representante norteamericano en Bagdad, sólo conduce a que "los terroristas incrementen sus acciones y sus exigencias".

Ángelo de la Cruz, de 46 años y padre de ocho hijos, declaró tras su liberación que se sentía "bien y sereno". El camionero filipino había sido amenazado de decapitación por sus captores si Filipinas no adelantaba su retirada de Irak.

"Gobierno de Japón, haz lo que ha hecho el de Filipinas", reza el comunicado firmado por la Brigada de Jalid bin al Waled, el brazo armado del grupo Monoteísmo y Guerra Santa. El primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, ya se vio enfrentado semanas atrás con el dilema cuando unos secuestradores retuvieron a tres japoneses y exigieron la retirada de los 1.000 soldados que Tokio tiene en Irak empleados en tareas de reconstrucción. El primer ministro japonés no aceptó negociar y los ciudadanos de su país fueron liberados posteriormente.

Por otro lado, ayer fue asesinado el gobernador en funciones de la sureña provincia de Basora, Hazem Taufik Ainachi, junto a dos de sus guardaespaldas. Los funcionarios de grado medio y alto, menos protegidos que los del Gobierno central, sufren continuos ataques, unos para saldar viejas cuentas, otros por colaboracionistas con los estadounidenses. En los cinco últimos días, cayeron también víctimas de francotiradores un director general del Ministerio de Industria, otro del Ministerio de Defensa, el gobernador de la norteña provincia de Mosul y el jefe de la seguridad del Ministerio de Exteriores. Los altos funcionarios están muriendo a razón de uno por día.

Pero los incidentes armados se repiten a lo largo y ancho del país y en las más diversas circunstancias. Cuatro civiles murieron ayer en Baquba, al norte de Bagdad, y otros dos resultaron heridos, al explosionar una bomba colocada en el minibús en que viajaban. También resultó muerto ayer un marine estadounidense en una operación en la provincia de Al Anbar, en el centro del país.

Pese a todo esto, según Joost Hiltermann, director para Oriente Próximo del estadounidense Grupo Internacional de Crisis, la "situación ha mejorado ligeramente", desde la transferencia de poderes al Gobierno interino iraquí, el pasado día 28. "Los ánimos se han calmado un poco ante la firmeza del primer ministro interino, Ayad Alaui", señala desde su despacho en Ammán, que ocupa desde marzo "porque no se dan las circunstancias de seguridad para estar en Irak".

Los errores de EE UU

Muy crítico con la actuación de la Administración del presidente George W. Bush, Hiltermann asegura que "los mayores errores" de Estados Unidos en Irak fueron, además de la guerra, aniquilar a la policía y al Ejército de Sadam y permitir los saqueos de los primeros días, lo que facilitó la aparición de un sinnúmero de delincuentes.

Alaui, que hoy se encuentra en Egipto, visitó ayer Jordania para sellar un acuerdo para que sean escoltados los camioneros, casi todos jordanos e iraquíes, que se aventuran por la carretera que une las capitales de ambos países, en la que frecuentemente se producen asaltos, saqueos y secuestros.

El camionero filipino Ángelo de la Cruz, en Bagdad tras ser liberado por sus secuestradores.
El camionero filipino Ángelo de la Cruz, en Bagdad tras ser liberado por sus secuestradores.REUTERS

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