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FÓRUM DE BARCELONA | Opinión
Columna
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La pobreza del Fórum

Joan Subirats

Una de las conclusiones del reciente debate sobre la pobreza es que es posible erradicar la pobreza usando instrumentos adecuados para ello, generando autonomía y no dependencia, otorgando créditos económicos y de confianza a quienes quieren salir de su situación. Las dimensiones de la pobreza que se debate en el Fórum son universales, acordes con la ambición de mover el mundo que preside su política de comunicación. En este sentido, el Fórum se alinea con la cumbre del milenio de Naciones Unidas y los objetivos que se fijaron para 2015: reducir a la mitad el número de pobres en el planeta.

Pero la pobreza está también a las puertas del Fórum. Son miles y miles de catalanes y catalanas los que están acogidos a las llamadas rentas mínimas de inserción, y los poco más de 325 euros mensuales les sirven teóricamente para sobrevivir. Sus beneficiarios forman parte del no fórum, de aquellos cuya existencia se sitúa al margen del evento. En Cataluña nos gastamos cada año 60 millones de euros para ayudar a personas que no cuentan con ingreso alguno. Son ya 50.000 las familias que han pasado por el programa en los últimos 14 años, y muchas de ellas siguen acogidas al mismo. En algunos casos se habla de la tercera generación de beneficiarios del programa: abuelos, padres e hijos conectados por su dependencia, por su vulnerabilidad.

Podríamos aplicar algunas de las recetas que la Reina o los altos dignatarios que la acompañaban aplaudieron para el mundo a nuestro propio entorno. "La pobreza tiene rostro de mujer" decía Yunus, el fundador del Grameen Bank. Y de anciano, y de joven sin acceso a trabajo alguno, o de analfabeto, añadiríamos nosotros viendo los datos de exclusión en España. Movamos el mundo y movamos con él nuestra pobre realidad.

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