Un filme independiente bate a 'Spider-Man 2' en las taquillas alemanas
'Muxmäuschenstill' costó sólo 40.000 euros
"Soy parte de una sociedad en la que hemos perdido nuestros ideales, en la que ya no tenemos utopías. Y para eso estoy yo, para que la gente vuelva a encontrar la fuerza de asumir la responsabilidad de sus actos". Con esta voz en off comienza Muxmäuschenstill, una producción independiente que desde su estreno la semana pasada está causando furor en los cines alemanes. Mux es un ex estudiante de filosofía con pinta de empollón que se ha propuesto volver a poner las cosas en su sitio. Infractores de tránsito, turistas que intentan escamotear un billete de metro, exhibicionistas y ladronzuelos, jóvenes graffiteros y transeúntes que permiten que sus perros hagan sus necesidades en la calle: todos se las tendrán que ver con él, sus largas peroratas, arbitrarias multas y draconianos castigos.
Mezcla entre sátira y tratado moral, Muxmäuschenstill en algunas ciudades incluso está batiendo en taquilla a Spider-Man 2. Sus creadores, el director Marcus Mittermeier y el guionista y protagonista Jan Henrik Stahlberg, tenían experiencia en televisión, pero nunca antes habían hecho cine. En el rodaje con dos pequeñas cámaras de DVD a veces se aprovecharon de acontecimientos reales como el Love Parade o las riadas que asolaron el este del país en 2002. Una estudiante de pregrado se encargó del montaje final, y Mittermeier y Stahlberg financiaron de su propio bolsillo los 40.000 euros que costó todo ello. Tampoco les quedaba otra: ninguno de los entes públicos dedicados al fomento del cine alemán había mostrado interés por el guión.
Crisis de valores
Y eso que la gracia de Muxmäuschenstill es evidente: por fin alguien se arremanga la camisa y hace algo en un país cuya crisis tiene tanto de psicológica como de económica. "La gente está echando en falta actitudes coherentes y fuertes", comenta Mittermeier en conversación telefónica desde el sur del país. Fascistoide como todos los Charles Bronsons de este mundo, Mux es un personaje peculiar que en sus recriminaciones cita máximas kantianas y asimismo gusta mucho de la moralina de las telenovelas y de las invocaciones politiqueras a la responsabilidad ciudadana. Aunque lejos de su alcance justiciero, también los grandes malhechores le causan desagrado: "Michael Schumacher es un héroe porque sabe cómo tomar una curva a 300 kilómetros por hora y no paga impuestos. Pobre país", dice.
La comicidad de la película proviene de ahí, pero también del hecho de que a este Quijote escudado siempre por Gerd, un parado de larga duración encargado de documentar en vídeo las hazañas de su jefe y contratado para demostrar que sí es posible crear puestos de trabajo, se le cruzan cada vez más los cables. Ya convertido en personaje mediático y magnate de la justicia privada, Mux sucumbe ante la imposibilidad de establecer un amor impoluto con una camarera. Con lo que el héroe cinematográfico de este verano en Alemania no es ni bueno ni malo, y ni siquiera cínico. Pese a que el resultado final de sus dos años de trabajo provoque más de una carcajada, Mittermeier y Stahlberg no han querido hacer una comedia o una sátira: "Para nosotros, el tema de la justicia privada es un pretexto. En el fondo, lo que hemos querido denunciar es la crisis de valores que enfrenta esta sociedad, sometida cada vez más a una lógica meramente economicista", afirma su director.
Babelia
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