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Chirac anuncia un referéndum sobre la Constitución europea en 2005

El presidente francés amenaza con echar al ministro de Economía si "perturba" al Ejecutivo

El presidente francés, Jacques Chirac, dedicó ayer más de una hora de intervención televisada a proclamar la idea de que, en Francia, el que manda es él. Advirtió severamente al ministro de Economía, Nicolas Sarkozy, de que, si intenta hacer la guerra por su cuenta, le echará de la política, y confirmó que la Constitución europea será ratificada en referéndum.

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La consulta europea se celebrará probablemente en el otoño de 2005. El presidente francés se une así a la decena de líderes -el británico Tony Blair y el español José Luis Rodríguez Zapatero, entre ellos- que ya han anunciado referendos en sus respectivos países. Pero si la pérdida de la consulta en algunos de ellos puede tener cierta repercusión, pocos dudan de que el no francés supondría la condena a muerte del texto constitucional.

La opción de Chirac es arriesgada. El Tratado de Maastricht, sometido a referéndum por decisión de François Mitterrand, obtuvo sólo un 51,05% de síes. Los sondeos indican una mayoría más favorable a la actual Constitución, pero también en 1992 había predicciones menos estrechas de lo que fue el resultado del referéndum. Chirac ha decidido arriesgarse para recuperar la iniciativa, porque las cosas le van mal desde finales de enero, cuando su delfín natural, Alain Juppé, fue condenado judicialmente a 10 años sin poder presentarse a las elecciones. En este tiempo, Nicolas Sarkozy se ha convertido en un peligroso rival y la izquierda ha infligido dos derrotas sucesivas al Gobierno, en las elecciones regionales y europeas.

Chirac ha elegido Europa como revulsivo. Durante su tradicional entrevista con motivo del 14 de Julio (la fiesta nacional francesa), el presidente se declaró dispuesto a hacer campaña por el . Intenta coger con el pie cambiado al Partido Socialista, en cuyo seno hay contradicciones entre los partidarios de la Constitución y sus detractores, con datos tan significativos como el no del ex primer ministro, Laurent Fabius. A ojos de Chirac, si los socialistas llegan divididos al referéndum, peor para ellos; y si no les queda otro remedio que unirse al -presionados por la trascendencia europea de un rechazo francés a la Carta Magna europea- habrá desaparecido uno de los motivos de oposición.

Chirac se presentó ayer a sus compatriotas como el cerebro que está detrás de la larga marcha hacia la Constitución europea. Para ello recordó su discurso del 27 de junio del año 2000 en el Bundestag, en Berlín, en el que ya se pronunció a favor de una Constitución y dio a entender que sería necesario consultar a los pueblos. Sin reivindicar la autoría del texto aprobado por los jefes de Estado y de Gobierno, vendió a sus compatriotas la idea de que es la culminación de su apuesta, no sin elogiar a Valéry Giscard d'Estaing por haber alumbrado el proyecto.

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Y como no hay mejor defensa que un buen ataque, Chirac arropó esa iniciativa con todo un programa para la segunda parte de su mandato. Al hablar del presupuesto de Defensa, que Nicolas Sarkozy quiere recortar -como el de toda la Administración, para reducir el déficit público-, Chirac informó de que ese presupuesto había sido decidido por él mismo. "Aquí no hay polémica", dijo: "Yo decido y el ministro de Finanzas ejecuta", cortó secamente. Sin duda pensaba en Sarkozy cuando dijo que no va a tolerar a nadie que "perturbe la acción del Gobierno" o "la colegialidad y la solidaridad" gubernamentales.

Prohibición del velo

Tan decidido está a mandar que no le importa renunciar a bajar el impuesto sobre la renta, pese a que era una de sus promesas electorales. Sólo por este año, dijo ayer, pero había prometido una reducción del 30% en cinco años y le falta muchísimo para llegar al objetivo. También está a favor de un "plan de cohesión social", que no concretó, contra el que Sarkozy ha mostrado algún recelo.

Puesto a dar instrucciones, Chirac anunció una gran reforma de la educación, una aplicación "inteligente" de la prohibición de signos religiosos en la escuela -no dijo qué es lo que entiende por inteligente- y una ofensiva para reformar el Banco Central Europeo (BCE), contraponiendo su estrecho margen de maniobra con las actuaciones del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alain Greenspan, para dinamizar la economía de su país. El presidente francés, a sus 71 años, se muestra tan beligerante políticamente como cuando empezó a ser jefe del Gobierno, hace ya treinta años.

Chirac, durante la celebración ayer de la fiesta nacional francesa.
Chirac, durante la celebración ayer de la fiesta nacional francesa.REUTERS

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