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Tribuna:TRIBUNA SANITARIA
Tribuna
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Sida: millones de muertes evitables

Estos días se está celebrando en el moderno centro de convenciones de Bangkok la mayor conferencia sobre sida de la historia. En las salas de reuniones, pasillos y hoteles se cruzarán 15.000 delegados de más de 160 países. Representantes de las multinacionales farmacéuticas, funcionarios de organizaciones internacionales y gobiernos de prácticamente todos los estados, científicos, líderes comunitarios y ONG discutirán sobre el "Acceso para todos". Acceso a información, prevención y tratamiento para los enfermos. Es difícil no sentir un halo de hipocresía en el ambiente del congreso. Porque, seamos claros, hoy en día ya existen soluciones que podrían reducir la mortalidad de la catástrofe en número de vidas humanas que se cobra el sida en los países pobres. Son el desinterés de los gobiernos que están presentes en el congreso y la protección de los intereses económicos de las grandes farmacéuticas lo que muchas veces impide que se apliquen.

Seis millones de personas necesitan con urgencia los medicamentos actuales
Los niños con VIH / sida están siendo cruelmente olvidados en la agenda internacional

Actualmente, más de 13.000 pacientes están recibiendo tratamiento con medicamentos antirretrovirales en programas gestionados por Médicos Sin Fronteras en más de 20 países de África, América Latina y el Sureste de Asia y esta experiencia nos ha permitido demostrar que el tratamiento es posible en países con escasos recursos y donde la infraestructura sanitaria no parece ser la más adecuada. Para ello, hay una serie de factores clave como la simplificación de los protocolos de tratamiento para facilitar la adherencia de los pacientes, la descentralización de una parte de las actividades a los centros de salud periféricos geográficamente más accesibles que los hospitales de referencia para muchas personas o la delegación de una parte del seguimiento de los pacientes a enfermeros y agentes de salud ya que el número de médicos es insuficiente. Los obstáculos que impiden el tratamiento se pueden superar si existe voluntad política, pero en muchas ocasiones ésta brilla por su ausencia.

Por ejemplo, los niños enfermos de VIH/sida están siendo cruelmente olvidados en la Agenda Internacional. El año pasado más de 700.000 niños contrajeron el VIH, y alrededor de 500.000 murieron. En los países desarrollados, apenas hay menores infectados, pero en los países en desarrollo los niños contraen la enfermedad fundamentalmente por trasmisión materno-infantil, ya que la mayoría de las madres enfermas no reciben el tratamiento. La industria farmacéutica no está desarrollando medicamentos adaptados a los más pequeños, ya que no es un mercado rentable. Por ejemplo, los medicamentos antirretrovirales en jarabe, los más adecuados para los niños entre los existentes en la actualidad, son extremadamente caros, difíciles de dosificar correctamente y se estropean con el calor, por lo que actualmente es complicada su utilización en países cálidos en los que los pacientes no disponen de neveras en sus casas. En muchos proyectos de Médicos Sin Fronteras en zonas rurales de África, nuestros médicos se ven obligados, faltos de alternativas, a partir las pastillas de adultos sin poder estar seguros de que la dosis que se da a los niños sea la necesaria. No podemos tratarlos, y la mayoría mueren a los pocos meses. Este problema es de sobra conocido y debe buscarse la solución técnica para elaborar formulaciones adaptadas a los niños. Pero no se está haciendo porque, en la actualidad, el sida pediátrico es un problema casi exclusivo de los países pobres.

Aunque quizá el caso más grave del doble lenguaje es el que están llevando a cabo los países desarrollados, en especial Estados Unidos, en sus acuerdos comerciales con los países pobres. El Gobierno estadounidense lanzó el año pasado el Plan presidencial de emergencia para la lucha contra el sida, uno de cuyos objetivos era el de facilitar tratamiento a dos millones de personas en los países en desarrollo. Pero, al mismo tiempo, influido por su industria farmacéutica, está forzando a los gobiernos de los países pobres a incluir en los acuerdos comerciales disposiciones de protección de las patentes de medicamentos, que reducen dramáticamente las posibilidades para acceder a medicamentos de calidad a precios asequibles, negando a millones de personas la posibilidad de adquirir los antirretrovirales que necesitan para poder vivir. En estos mismos días el gobierno de Ecuador, presionado por Estados Unidos, está a punto de firmar un decreto presidencial que reducirá drásticamente la posibilidad de utilizar en el futuro medicamentos genéricos en el país. MSF está atendiendo a personas con VIH/sida en el país y esta misma semana va a empezar a suministrar antirretrovirales a los primeros pacientes. Estos pacientes y otros miles de enfermos a los que no podemos atender en la actualidad verán aún más reducida su posibilidad de recibir tratamiento en el futuro a través de la sanidad pública o de otras organizaciones.

Todavía se alzan muchos retos en la lucha contra el sida, como la mejora de los tratamientos, de los métodos de diagnóstico o la investigación de vacunas. Pero no nos engañemos: el sida en una catástrofe de consecuencias incomparables con cualquier otra crisis humanitaria y no podemos cerrar los ojos ante la situación actual.

El año pasado tres millones de personas fallecieron como consecuencia de la enfermedad, la mayoría de esas muertes eran evitables, ya que los medicamentos para poder tratar a estos enfermos existen y son eficaces. Son más de seis millones de personas los que necesitan tratamiento con urgencia hoy y su única esperanza son los medicamentos actuales. Cualquier iniciativa que no incluya el tratamiento con antirretrovirales sólo les parecerá un mortífero sarcasmo.

Emilia Herranz es presidenta de Médicos Sin Fronteras.

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