Hacer magia con 2.100 euros
Una empresa de servicios sociales y educativos crea 50 empleos en 4 años
En realidad, esta empresa gaditana no debería llamarse La Maga, sino Las Magas. Porque sus socias y creadoras son dos y porque parece irreal que Laura Bahamonde y Rosa María Vila hayan conseguido, antes de cumplir los 30 años y sin varitas mágicas, transformar 2.100 euros en un negocio donde se facturan 378.000 euros y trabajan 50 personas. Y en sólo cuatro años.
Estas dos trabajadoras sociales y su medio centenar de empleados proporcionan servicios de lo más variopinto: cursos de formación, ludotecas, conferencias, actividades extraescolares, aulas matinales, atención a la tercera edad y hasta peritajes judiciales. Lo que hacen queda definido en el propio apellido de la empresa: La Maga. Gestores Sociales y Educativos. "Lo que queríamos era una empresa de carácter social", explica Laura Bahamonde, gerente de la empresa. "Al principio, empezamos con los cursos de formación y con servicios a la comunidad, de ayuda a domicilio o de educación a drogodependientes", añade.
Su primera oficina era de 8 metros cuadrados y su sala de reuniones, cualquier bar de Cádiz
La Maga ha hecho una gran apuesta en su personal, que pasa una selección exhaustiva
Al principio... Eso era cuando estas dos amigas y una secretaria trabajaban en una oficina de ocho metros cuadrados. Las cortinas no eran compradas, sino hechas por la madre de Laura, la misma que preparó los canapés para la fiesta de inauguración, ésa que se celebró prácticamente en el pasillo del edificio porque los invitados no cabían en la oficina de ocho metros cuadrados. Laura Bahamonde y Rosa María Vila tenían 22 y 23 años, 2.100 euros en el banco y una sala de reuniones en cualquier bar de Cádiz.
Dos años más tarde empezaron a asentarse, después de que Servicios Sociales les ofreciera organizar unos cursos de formación que aún siguen haciendo. En 2002 consiguieron contratar a seis personas y después empezaron a hacer proyectos para el Plan de Apoyo a la Familia de la Junta de Andalucía. Desde entonces participan en esta iniciativa autonómica.
Este año han hecho actividades y talleres en más de 20 Centros de Día, residencias de ancianos y colegios de Jerez y de la capital gaditana. A partir del curso que viene también cubrirán la zona de Algeciras. "Nosotros nos encargamos de todo", explica la gerente. "De ir a los centros a vender nuestro trabajo, de contratar a los monitores, de comprar el material didáctico...".
La Maga sigue ocupandose de los mismos sectores con los que empezó hace cuatro años y además organiza actividades náuticas, granjas escuela, da talleres de inglés, francés y alemán, clases de preparación para exámenes oficiales de idiomas, informática, dibujo, ballet, baile, guitarra, teatro, cursos de habilidades laborales a otras empresas y a sus propios empleados... De vez en cuando hacen peritajes judiciales que, al estar muy bien pagados, compensan otros trabajos menos rentables.
Pero Laura Bahamonde y Rosa María Vila tienen un truco. Tomen nota, señores empresarios, de esto que ellas llaman "Filosofía de No Explotación". Lo que debería ser normal, se convierte en una novedad exótica: La Maga hace contratos a todos y cada uno de los empleados de la empresa sin excepción. "No podemos trabajar con gente desfavorecida y desfavorecer a los que contratamos". Ahí queda eso.
Al principio tenían sólo una secretaria. Cada año conseguían hacer más contratos. Hasta que el año pasado firmaron 40 personas, que este año han pasado a ser 50, y que en 2005 serán 60, sobre todo profesores y monitores. "Tenemos mucha gente de confianza, muy preparada", explica Laura Bahamonde. "Hemos hecho una gran apuesta en personal. Nos encantaría tener ordenadores de pantalla plana, pero los tenemos con pantalla normal porque preferimos invertir en trabajadores. En cuatro años no hemos despedido a nadie... Bueno, en realidad sí, a una chica, ¡pero porque no venía nunca a trabajar!", asegura.
Para las socias de La Maga, el trato hacia los empleados es fundamental: "Somos una empresa humana. Así que tenemos que ser consecuentes". La mayoría de los empleados de La Maga tiene contrato de nueve meses, el periodo escolar, aunque muchos contratos no son de jornada completa. Además, todos los trabajadores pasan un periodo de selección muy exhaustivo, e incluso tienen que hacer cursos de habilidades laborales para mejorar la atención al público o las relaciones entre los empleados. Y, de vez en cuando, las magas les regalan bombones.
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