Copagos en Sanidad

Ante la propuesta del secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, de introducir el copago como forma para financiar la sanidad por las comunidades autónomas, habría que señalar:

No parece justo ni razonable descargar sobre los usuarios (especialmente los que más uso hacen de los servicios sanitarios por necesidad, como enfermos crónicos y pensionistas) el pago de los servicios sanitarios, cuando somos el país de la Unión Europea (con la excepción de las nuevas incorporaciones) con menor gasto social y sanitario y cuando se anuncian rebajas impositivas a las rentas más altas a pesar de que nuestra sanidad se financia mediante impuestos.

Está suficientemente demostrado que el copago no racionaliza la demanda de asistencia sanitaria, ya que únicamente reduce el consumo de servicios de las personas con menor nivel de renta (no hay que olvidar que la renta media de los pensionistas españoles es de las más bajas de la Europa occidental).

Los gastos administrativos necesarios para poner en práctica esta medida (contratación de personal administrativo, facturación, cobro, gestión, etcétera) hacen irrelevantes los ingresos reales por este concepto.

Por eso esta medida sería ineficiente, injusta e insolidaria impropia de un Gobierno de izquierdas. Hay que recordar que la oposición socialista contribuyó a que el Gobierno popular fuera incapaz de ponerla en práctica pese a los reiterados anuncios que realizó en este sentido en sus ocho años de gobierno.

El incremento del gasto sanitario, necesario para mejorar las listas de espera o acabar con la masificación de las consultas de atención primaria, debe ser el resultado de la racionalización del gasto farmacéutico (responsable fundamental del incremento del gasto sanitario público), del cambio del modelo de financiación autonómica y de una mejor gestión de la Hacienda pública (bolsas de fraude, entre otras). El sistema sanitario necesita más equidad y no medidas que incrementen la desigualdad.