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NOTICIAS Y RODAJES

El documental histórico se mira al espejo y recupera la memoria

Expertos analizaron en un curso el pasado y los desafíos del género

Desde el lado más resistente, y un punto heroico, llegó Basilio Martín Patino (Salamanca, 1930). Caminaba con un maletín negro lleno de DVD con títulos como Canciones para después de una guerra, Casas Viejas, Caudillo, Madrid, Nueve cartas a Berta... así hasta 16. Enseguida previno a la audiencia de que eso de que el documental histórico es didáctico no le va nada. Y se confesó extrañado de que sus películas, a su pesar ("sólo hago cine para mí"), sean estudiadas en universidades extranjeras. "Recuerdo haber escuchado decir a Pasolini que hacer cine sobre la historia era una aberración, y estoy de acuerdo. La historia la han hecho siempre los vencedores y será la visión de los manipuladores. El cine es otra cosa, y yo lo he hecho desde los vencidos. Traté de explicar algo que nunca me explicaron: qué había pasado en este país".

De la mala suerte del documental en España y de su intento por resurgir se habló en el curso de verano La historia en televisión: el documental histórico, que se ha celebrado gracias al patrocinio de la productora independiente Assai.

La primera obra de Martín Patino, Canciones... la terminó en 1971 y no logró estrenarla hasta 1977. Por culpa de esos "chabacanos", que eran los censores, aunque, añade pausadamente, ahora cunde otra censura mucho peor, "la económica". Y en silencio siguió nadando a contracorriente. Filmó Queridísimos verdugos (1972), que le aportó mucha "lucidez". "Coger a tres verdugos y ver cómo mataban a víctimas que habían sido compañeros de rapiña de ellos era muy siniestro, y una brutalidad ver después la película". Ahora, este resistente contempla entusiasmado la "efervescencia" del documental, que de ser considerado un género menor, hoy "puede recibir un Oscar".

"Basilio nos abrió un camino y sentó las bases para los que venimos detrás", dijo Javier Rioyo. Explicó que lo esencial en este género es que posea una voz propia. "El camino es, desde lo subjetivo, tomar elementos de la realidad y transformarlos con una mirada propia. De ahí el éxito de los documentales de Michael Moore, porque es su manera personal de enfrentarse a la moralina de Bush". Rioyo es optimista respecto al futuro del género. "Cuando fuimos al Ministerio de Cultura a pedir ayudas para Asaltar los cielos, en 1995, les pareció una rareza. A partir de Basilio [Martín Patino] se había hecho algo, pero sin continuidad, y nosotros éramos los únicos pidiendo ayudas. Hoy se presentan para lo mismo de 30 a 40 proyectos, y en las salas pequeñas ha pasado de exhibirse uno o dos al año a una docena. Pasa lo mismo con los festivales, el decano era el de Bilbao y hoy ya hay un montón".

Una prueba de su recién estrenada vitalidad es que, en junio, el récord de audiencia de Canal + lo alcanzó el documental Día D. "El documental ha dejado los complejos y ha pasado a utilizar técnicas modernas como la infografía o la animación", destacó Pablo Romero, director de programas de Digital +. Por ejemplo, en el documental sobre Colón, que prepara Discovery para octubre, se apropia del código genético para saber dónde nació realmente el descubridor. Romero está convencido de que existe un público potencial muy atractivo y sofisticado que posee un alto grado de exigencia. De ahí que "éste sea uno de los géneros más mimados por Canal +".

¿Y qué opinan los historiadores? Que todo es posible dentro de un orden. Lo marcó la académica Carmen Iglesias: "La historia no es lo mismo que la realidad". "Los campos de la ficción y la realidad tienen que estar muy delimitados, hay que decir cuándo es una cosa y cuándo es otra. Mezclar el rigor y el entretenimiento no es fácil, pero hay que intentarlo. El documental es una forma de acercarnos al pasado, ahora hay gente ávida de saber y se deben contar bien las historias".

Basilio Martín Patino.
Basilio Martín Patino.LUIS MAGÁN

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