'Seres queridos' aborda con humor la cohabitación

La pareja formada por Teresa de Pelegrí y Dominic Harari, guionistas de Sin vergüenza, Novios o La isla del holandés, se complementa tan bien que en el rodaje de su ópera prima, la comedia Seres queridos, paraban las escenas al unísono. "Corten", decía De Pelegrí (Barcelona, 1968), y "Cut" Harari (Londres, 1965). Se conocieron estudiando un master de cine en la Universidad de Columbia y desde entonces no se han separado. Ambos son judíos y en su primera película, que se estrena hoy y que cerró el Festival Cinema Jove, queda constancia de ello.

En Seres queridos, Leni (Marián Aguilera), una joven judía, vuelve a casa por navidad acompañada por su novio, Rafi (Guillermo Toledo). Todo discurre con normalidad hasta que su parentela descubre que éste es palestino. Su familia es, cuando menos, atípica. La madre de Leni (Norma Aleandro) no para de quejarse de su suerte; su hermana (María Botto), profesora de danza del vientre, es tan promiscua que escandaliza a todos, y su hermano (Fernando Ramallo), un ferviente judío, pretende llevar al resto por el buen camino aplicando las normas más ortodoxas del judaísmo.

La intención original de la pareja era hacer un filme "sobre la familia y la dificultad para entenderse cuando varias personas viven juntas", contaron. Pero conforme daban vueltas al guión vieron claro que el conflicto entre palestinos e israelíes "le daba un cierto contrapunto a ese discurso". "Creo que la película responde a nuestra visión de la familia, algo que nos queríamos cargar, pero que adoramos", subrayó Pelegrí.

Para ambos fue "un regalo" poder contar en su ópera prima con Norma Aleandro, "que terminó tratando a todo el equipo como si fueran sus hijos". La artista, que actúa estos días en un teatro bonaerense, no pudo asistir a la presentación de Seres queridos, pero sí lo hizo el resto del elenco. En manos de Guillermo Toledo cayó el guión y, entusiasmado, se puso en contacto con los realizadores. Éstos querían que fuese un árabe quien interpretase al palestino, pero con su tozudez les convenció. "Hicimos pruebas a muchos actores y nos seguía rondando Guillermo en la cabeza. Nos dimos cuenta que nadie lo iba a hacer mejor", prosiguió relatando Pelegrí. Toledo explicó el porqué de su empecinamiento: "Es una película sobre el entendimiento y la tolerancia a través del sentido del humor y demuestra que las relaciones amorosas o de amistad son posibles a pesar de las diferencias".