Fallida hoja de ruta

Intentar hacer reír y al tiempo enviar un mensaje de tolerancia respecto del conflicto palestino-israelí implica el suficiente grado de valentía como para que, a pesar de sus imperfecciones, a Seres queridos haya que calificarla con adjetivos como bienintencionada, arriesgada o fallida, y no con otros que suenen más duros. La propuesta creada por los directores y guionistas, Teresa de Pelegrí y Dominic Harari (matrimonio en la vida real), consiste en encerrar durante una noche a una familia judía de origen argentino en su piso de clase media para, en un tono que tiene siempre a Woody Allen como referente, provocar la risa del espectador a través de una pintoresca comedia de enredo.

Pelegrí y Harari llevan las riendas con soltura en la primera hora de metraje, a pesar de que algunas de las extravagancias de la historia no acaben de funcionar, caso de la trama del hijo recién instalado en el lado más retrógrado de la religión. La reclusión en la vivienda le sentaba bien a la película, sin embargo, cuando ésta sale al exterior en la última media hora pierde todo el fuelle.