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CRÓNICAS DEL SITIO
Columna
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Dos dimensiones

He recibido un folleto de mis autoridades educativas para recordarme cómo tengo que enseñar. En él se hace hincapié en las "dimensiones" de mi alumno o alumna. Y mi sorpresa es que resultan ser dos. Ni tres, ni cinco ni setenta, como yo creía. Sólo dos dimensiones tienen mis chicos. A saber, la dimensión vasca y la dimensión europea. Con ambas dimensiones ya tenemos un ser humano completo.

La dimensión vasca será, digo yo, la vertical, para el izado de ikurriñas, construcción nacional y todo lo que apunte hacia arriba, como el aurresku o el levantamiento de piedras, no me piensen mal. Y dimensión europea será la horizontal, para hacer turismo y descubrir que, pese a todo lo que nos hacen sufrir, seguimos siendo los mejores y, como aquí, no se come en ningún sitio. Excluyamos de la horizontal la siesta y otros placeres españoles. Yo pensaba que con dos dimensiones se formaba un plano o bien un muro. Incluso una galaxia, la de Guttemberg, siempre que no hubiera mucho que decir.

Porque en cuanto te plantas ante un muro y superas la fase primitiva de pintar con spray Gora Euskadi descubres inevitablemente nuevas dimensiones. Aunque seas tan bruto como un cromagnon, al apoyar tu mano herida sobre el muro descubres en esa sangre que impregna la piedra que eres como los animales que te alimentan y te hieren. Milenios después, al apoyar la pluma sobre un pergamino, aparecen otras muchas magnitudes de cualquier fenómeno humano: religiosa, artística científica... ¿Cuántas son las dimensiones de una escultura? A Oteiza no fueras diciéndole que tres, porque en seguida te sacaba a relucir el tiempo y, a través de ese hueco, muchas más.

Cuando mis alumnos tenían ocho años ya habían desarrollado incontables dimensiones en su personalidad. Su problema, y mi problema ahora que son adolescentes, consiste en ayudarles a no reducirlas. Que por desidia o fanatismo no dejen de ver las múltiples caras de la realidad y de ellos mismos. Alejarles del abismo totalitario de una sola dimensión, de un único camino, de una exclusiva línea general.

Sabíamos que la dimensión etarra es única, porque su mundo había quedado reducido a una sola línea, la de una bala. Ahora que ese riesgo aparece menor, nuestras autoridades educativas nos proponen reducir el mundo a dos facetas. Y aún me temo que la llamada dimensión europea haya sido colocada ahí como coartada, para evitar la acusación de fundamentalismo. Pero ¿cómo llegaría un vasco a su dimensión europea sin pasar por su dimensión española? Tan sólo eliminando la historia y la mayor parte de sus relaciones actuales, para volver al paleolítico.

Ahora ya sé de dónde viene el término "Plan". Viene de plano. De aplanamiento de las dimensiones de los vascos y las vascas. Vamos a coger a nuestros niños y convertirlos en bacalaos. Eso sí, con eusko label y sello de calidad.

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