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El Tribunal para la ex Yugoslavia revisará el proceso a Milosevic ante su mala salud

El ex líder serbio critica a los jueces por obligarle a comparecer con una gran hipertensión

Isabel Ferrer

La mala salud de Slobodan Milosevic obligó a aplazar otra vez ayer el juicio en su contra por genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad ante el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). El ex presidente serbio debía comenzar su propia defensa, pero los informes médicos recomendaron descanso. Debido a ello, Patrick Robinson, nuevo presidente de la sala, anunció una revisión completa del proceso para que no haya más retrasos. La acusación ha pedido que se le asigne a Milosevic un letrado, cosa que él rechaza al no reconocer la autoridad del tribunal.

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La comparecencia de Milosevic ante los jueces fue corta. Con aspecto congestionado y de mal humor, criticó a los jueces por impedirle descansar y obligarle a cumplir "plazos legales que le producen estrés" y agravan la hipertensión que padece. "Los médicos me han dicho esta misma mañana que no debía venir aquí", dijo. Ese último parte de los especialistas no llegó a tiempo a manos de Robinson. Ante la nueva situación, el juez anunció que el proceso sería revisado de forma "radical". Fue un pulso fugaz, el primero entre ambos personajes, pero recordó la tensa relación mantenida por Milosevic con el fallecido Richard May, el jurista británico que presidió la primera parte del juicio.

Como sólo las enfermedades mentales que mermen las facultades del encausado hasta impedirle comprender el juicio mismo pueden servir para archivar un caso, y enviar al reo a un psiquiátrico, el TPIY tiene varias posibilidades para seguir juzgando a Milosevic. Ayer se barajaba, por ejemplo, darle permiso para llevar una "vídeo defensa" sin moverse de su celda.

También se le podría nombrar un letrado, aunque él se ha negado hasta ahora a ponerse en manos de nadie. Sus asesores legales trabajan desde fuera del tribunal y los Amigos de la Curia, el otro grupo de letrados que sí está sentado en la sala, sólo interceden ante los jueces. Una de sus peticiones más significativas ha sido la de retirar el cargo de genocidio, el de mayor peso en este proceso, por considerar que no podía probarse. Dicha solicitud fue desestimada. Recién estrenado en su cargo de presidente de la sala, el juez Robinson deberá arbitrar ahora una solución para resolver esta especie de obstrucción procesal explicada por la mala salud del acusado.

A Milosevic, no le parece tan complicado. Según dijo ayer en tono airado no estará en condiciones de defenderse hasta el mes que viene. Antes de la truncada sesión de ayer, ya había señalado, además, que no le bastan los 150 días previstos por el TPIY para que interrogue a sus testigos. La fiscalía dispuso de 300 jornadas y quiere que se le asigne un número igual. Su lista de testigos ronda los 1.400 y los que no puedan acudir por falta de tiempo presentarán sus declaraciones por escrito. Todo ello sin olvidar que los médicos han reducido sus comparecencias a tres días a la semana para evitarle congestiones.

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Con todos estos retrasos y en espera de que el TPIY anuncie la fórmula adoptada para seguir adelante, el caso de Milosevic podría prolongarse hasta 2006. Una fecha con la que nadie contaba al abrirse el proceso en febrero de 2002. En ese momento, el ex líder serbio presentaba un aspecto firme y centraba sus energías en intentar descalificar lo que considera una "farsa política orquestada por los verdaderos criminales", las potencias occidentales que se entrometieron en los asuntos internos de la extinta Yugoslavia.

Acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad en Kosovo (1999) y en Croacia (1991-1992) y de genocidio por la actuación de las fuerzas serbias en Bosnia (1992-1995), Milosevic justifica los primeros y niega el segundo. Según su versión, la persecución de los albaneses de Kosovo pretendía proteger a la minoría serbia de la provincia. En cuanto a las atrocidades cometidas por los soldados serbios en Croacia y Bosnia, incluida la matanza de musulmanes en Srebrenica, afirma que nunca tuvo atribuciones políticas para controlar a esas tropas.

Slobodan Milosevic entra en el Tribunal de La Haya, donde se le juzga por crímenes contra la humanidad.
Slobodan Milosevic entra en el Tribunal de La Haya, donde se le juzga por crímenes contra la humanidad.ASSOCIATED PRESS

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