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Reportaje:

Las ciudades explotan

Una exposición analiza el crecimiento de 13 urbes del sur de Europa

Está a la vista. La ciudad industrial que conocíamos ha dejado de existir y nos enfrentamos a una urbanización desaforada de todo el territorio en el que casi no hay centro y las urbanizaciones crecen de forma dispersa en función de la voluntad del mercado más que del planeamiento urbanístico. "La ciudad ha reventado", afirma Antonio Font, catedrático de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Barcelona y uno de los tres comisarios de la exposición La explosión de la ciudad, que hasta el 11 de septiembre puede verse en la sede barcelonesa del Colegio de Arquitectos de Cataluña en el marco del Fórum de las Culturas, que aporta 150.000 de los 301.000 euros que cuesta la muestra.

Está a la vista. La ciudad industrial que conocíamos ha dejado de existir y nos enfrentamos a una urbanización desaforada de todo el territorio en el que casi no hay centro y las urbanizaciones crecen de forma dispersa en función de la voluntad del mercado más que del planeamiento urbanístico. "La ciudad ha reventado", afirma Antonio Font, catedrático de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Barcelona y uno de los tres comisarios de la exposición La explosión de la ciudad, que hasta el 11 de septiembre puede verse en la sede barcelonesa del Colegio de Arquitectos de Cataluña en el marco del Fórum de las Culturas, que aporta 150.000 de los 301.000 euros que cuesta la muestra.

"Ahora es el sector inmobiliario el que está haciendo de filtro y organizando los territorios, las actividades y las personas", añade. La escala es ya tan grande que no es fácil enfrentarse a la realidad, pero desde hace cuatro años 13 equipos de investigaciones de universidades de España, Francia, Italia y Portugal han realizado un trabajo conjunto sobre otras tantas ciudades del sur de Europa con el objetivo de analizar y comparar los diversos tipos de crecimiento urbano. Los resultados de sus trabajos pueden verse en parte en la exposición y también en el libro-catálogo que se publicará en las próximas semanas, en el que se incluye un manifiesto que, según Font, es el primer peldaño de una especie de "manual de las buenas prácticas urbanísticas".

Resulta difícil generalizar en estos temas porque cada ciudad, como demuestra la exposición, no deja de ser un mundo. Madrid, por ejemplo, es una ciudad condensada que ha crecido, y mucho, a través de operaciones residenciales de gran densidad. Lisboa, en cambio, ha tenido un crecimiento disperso aunque el núcleo urbano sigue siendo compacto. Barcelona, Milán, Marsella y Valencia comparten una estructura polinuclear, es decir, son regiones en las que hay una ciudad principal junto a núcleos más medianos que compiten y complementan la urbe metropolitana. Las regiones de Venecia y de Oporto son ciudades difusas tradicionalmente con una urbanización muy dispersa en todo el territorio. Montpeller es un ejemplo de ciudad compacta muy ordenada, y algo parecido le ha ocurrido a Bolonia. Génova y Nápoles, en cambio, tenían difícil su crecimiento y son ciudades concentradas que se han extendido a lo largo de la costa de forma muy densa. En el caso de San Sebastián-Bayona, la investigación plantea más el proyecto de un eje de región transfronteriza que una realidad. Todas ellas, sin embargo, comparten en general el mismo problema de crecimiento descontrolado a través, sobre todo, de la continuada construcción de áreas residenciales dispersas en las afuerasque están alejadas de las zonas de servicios (escuelas, hospitales, tiendas, etcétera) y del lugar de trabajo, lo que obliga a los usuarios a utilizar de forma intensiva el automóvil. "En algunos casos es una opción de estilo de vida, pero la mayoría están condicionados por el mercado ante el encarecimiento del precio del suelo en el centro", indica Font.

"Estos años hemos estudiado los casos, pero ahora empezamos a plantearnos desde la universidad entrar en la intervencion, ver cómo se puede dar el salto hacia el futuro renovando el territorio y haciendo que sea más sostenible de lo que es ahora", añade el catedrático. Uno de los aspectos básicos para conseguirlo, indica, es la potenciación del transporte público. "En Estados Unidos ya están de vuelta de la ciudad dispersa y ahora mismo hay una normativa que exige que sólo pueden construirse grandes superficies, comerciales o cualquier otro equipamento que atrae a mucha gente, en los lugares en los que ya se dispone de transporte público", explica. El manifiesto que aprobaron unos 40 expertos en unas jornadas celebradas con motivo de la inauguración de la exposición a finales de junio recoge también otras propuestas. Por ejemplo, la mezcla de usos; es decir, evitar en lo posible la separación entre las funciones de residencia, ocio o trabajo a lo largo del territorio.

En el tema de la centralidad, el manifiesto apuesta por núcleos fuertes, pero dejando abierta la puerta a la creación de otros centros urbanos que organicen el conjunto metropolitano. En lo que es también una apuesta por un urbanismo social, los expertos apuestan también por la mezcla de grupos sociales en el mismo barrio evitando los guetos, tanto de pobres como de ricos, así como por una mayor atención a las diferentes culturas de sus habitantes, que, cada vez más, pueden tener necesidades de organizar el espacio de manera diferente a cómo se ha venido haciendo en la ciudad europea tradicional.

Ante la imposibilidad de controlar la dispersión, en el documento se apuesta por la ciudad "razonablemente" compacta y por una mayor atención a la rehabilitación de lo existente más que a la colonización de nuevos territorios. "En resumen, pensamos que de lo que se trata es de reordenar y organizar más que de continuar explotando los recursos y el territorio", indica Font.

Vista general de la exposición <i>La explosión de la ciudad, </i>en el Colegio de Arquitectos de Barcelona.
Vista general de la exposición La explosión de la ciudad, en el Colegio de Arquitectos de Barcelona.TEJEDERAS

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