El informe policial del 11-M prueba que las pistas nunca apuntaron a ETA

El informe de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) del Cuerpo Nacional de Policía sobre los atentados del 11-M remitido al Congreso de los Diputados establece que "las primeras líneas de investigación" abiertas, "una vez recabados los primeros datos de urgencia en relación al atentado", conducían al terrorismo islamista y en ningún caso a ETA. Pese a ello, el entonces ministro del Interior, Ángel Acebes, y otros miembros del anterior Gobierno mantuvieron durante dos días que la principal línea de investigación era ETA.

Algunos de los documentos facilitados a la comisión hacen referencias marginales a ETA y a avisos de ciudadanos sobre las sospechas que les infundieron vehículos con matrículas de Bilbao o personas de origen vasco hospedadas en Madrid. La autoría de ETA sólo era una hipótesis que decayó desde el primer momento por las pistas encontradas en los escenarios de la matanza.

El documento de la UCI describe las pesquisas entre el 11 y el 13 -sin referencias a ETA-, basadas en dos hallazgos fundamentales: la furgoneta con restos de explosivos y una casete con versos del Corán, y la mochila bomba que no llegó a explotar y que contenía el teléfono móvil que condujo hasta los terroristas. Los dos primeros retratos robot elaborados en la mañana del día 12 de marzo con las declaraciones de testigos ya apuntan a "un varón de raza blanca o posiblemente árabe". Esos dibujos guardan parecido con los marroquíes Jamal Zougam (en prisión) y Said Berraj (huido).

El Consejo de Ministros decidirá mañana si desclasifica los 29 documentos secretos que pide la comisión. Defensa se opone. El ministro José Bono se niega a revelar un papel clave: la nota informativa del CNI, de 27 de octubre de 2003, que advertía de la necesidad de tomar en serio las amenazas de Bin Laden contra España.