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EE UU pone fin a casi cuatro años de bajadas de tipos con una subida al 1,25%

La Reserva Federal deja margen para futuros aumentos que frenen la escalada de precios

La Reserva Federal estadounidense (Fed) -banco central- dio ayer por finalizada la era de reducción de los tipos de interés en Estados Unidos e introdujo a la economía a un nuevo ciclo, al subir el precio del dinero hasta el 1,25% después de seis meses de suspense. Es el primer incremento en cuatro años (el último se produjo en junio de 2000 cuando subió del 6,25% al 6,50%) hacia un tipo interbancario más neutral con la expansión económica y la inflación. La Fed, sin embargo, se dejó un cierto margen de flexibilidad para ser más agresiva si lo considera oportuno, para garantizar la estabilidad de precios.

El banco central, en el que Alan Greenspan acaba de iniciar su quinto mandato, empezó a bajar los tipos en enero de 2001 tras el estallido de la burbuja tecnológica. Entonces, el precio del dinero se situaba en el 6,50%. En 13 recortes consecutivos los llevó hasta el 1% en junio de 2003. La recesión, los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la incertidumbre del conflicto militar en Irak justificaron que se mantuvieran en ese nivel durante un año. Pero esa tasa se ha convertido en una anomalía. Ahora se espera que la Fed afronte la expansión monetaria con el mismo talante, es decir, con una progresión gradual.

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Dinero barato

La decisión de ayer aproxima el fin de la era de los préstamos por los suelos, las hipotecas baratas o de las letras del coche al 0% de interés en Estados Unidos. Pero este movimiento de la Fed, que ha mantenido durante 12 meses los tipos más bajos conocidos de los últimos 45 años, no significa que los días del dinero barato hayan terminado aún. La Reserva Federal dejó claro que no tiene intención de subir tanto los tipos como para afectar a los hábitos de consumo de los estadounidenses ni al crecimiento de la economía. Para que el cambio de política monetaria empiece a tener un impacto en los consumidores los tipos deberán superar el 2%.

Un nivel que no se espera alcanzar este año electoral -los estadounidenses elegirán en noviembre a su presidente del Gobierno- a no ser que al banco central se le desboque la inflación en los próximos meses (ahora está en el 3,1%) y tenga que acelerar la máquina. La Fed ha iniciado el nuevo ciclo con una primera subida de un cuarto de punto, hasta colocar el tipo interbancario en el 1,25%. Con la evolución actual de los precios, podría permitirse hacer dos subidas adicionales similares antes de finales de año, hasta el 1,75%. Pero si la escalada de precios no se contiene, el banco central más poderoso del mundo se verá obligado a subir con más agresividad, con aumentos más altos.

Ahí es donde el mercado ha centrado su atención, en adivinar los que piensa hacer la Fed en los próximos meses. El Comité de Política Monetaria de esta institución dejó una puerta abierta para ajustar su estrategia en función de la evolución de la economía, "si fuera necesario". "Esperamos que la inflación siga relativamente baja", afirma el banco central en su comunicado oficial, "por lo que la política puede avanzar a un ritmo deseablemente moderado". Pero la Fed deja claro que esto no quita que "responda a cambios en las perspectivas económicas".

Los analistas consideran que una posición neutra de los tipos con las actuales tasas de crecimiento y de inflación se situaría en torno al 3%. La Fed cree que la situación económica actual se mantendrá en los próximos meses y afirma que la decisión de subir tipos permitirá "seguir apoyando" a la economía. Respecto a la inflación, señala: "Aunque los datos son de alguna manera elevados, una parte de ese incremento se debe a factores transitorios".

El principal reto consistirá en mantener un difícil equilibrio a la hora de controlar la inflación sin menoscabar el crecimiento. La otra cuestión en el aire es si este cambio de política le pasará factura al presidente de EE UU, George Bush. En principio, el impacto político se espera pequeño, porque una subida de tipos confirma que la economía avanza a paso firme, lo que no deja de ser una buena noticia para Bush de cara a las elecciones de noviembre. Pero a su padre, que salió victorioso de una guerra, la economía le costó su reelección. Los estadounidenses no fueron capaces de percibir entonces la recuperación. Las últimas encuestas electorales no dan mucho crédito a la gestión económica la Casa Blanca, con un apoyo del 47%.

Referencia mundial

La Fed es, además, el punto de referencia mundial para el resto de bancos centrales. El cambio de estrategia en Estados Unidos podría animar al Banco Central Europeo (BCE) o al de Japón a replantearse sus políticas, y empezar a subir tipos. Los de Inglaterra, Australia y Nueva Zelanda ya lo han hecho varias veces, mientras que el de Suiza se estrenó la semana pasada. En Europa las señales de la economía son contradictorias: el producto interior bruto (PIB) de la zona euro crece poco pero la inflación es fuerte (2,4% según el dato aún provisional del mes de junio). Los mercados no esperan movimientos de tipos hasta que se alcance la paridad en el 2%; entonces el BCE podrá empezar a subir tipos de la mano de la Fed.

En España, el vicepresidente y ministro de Economía, Pedro Solbes, indicó que esa "ligera corrección" al alza de los tipos puede lastrar el crecimiento, aunque auguró beneficios. "Significará una cierta ralentización del crecimiento, aunque éste seguirá siendo alto, pero también tendrá beneficios", indicó el ministro, que recordó que las condiciones monetarias siguen siendo "muy favorables". Las Cámaras de Comercio creen "acertada" la subida.

El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, en una imagen de archivo.
El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, en una imagen de archivo.ASSOCIATED PRESS

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