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ENCUESTA MUNDIAL DE VALORES

Un macrosondeo muestra que España ha vivido el cambio social más rápido

Presentada una radiografía del mundo basada en 200.000 encuestas efectuadas en 81 países

Ni previsibles ni caóticos, pero sí "muy fuertes". Así definen los científicos sociales los cambios políticos y de mentalidad producidos en España en los últimos años del siglo pasado y primeros del actual. En ningún otro país las diferencias y cortes generacionales fueron tan radicales en materias como la religión o las conductas sexuales, subrayó ayer en Madrid el presidente de la Asociación para la Encuesta Mundial de Valores y catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Michigan (EE UU), Ronald Inglehart. La encuesta mundial de valores, realizada en 81 países con 200.000 entrevistas entre 1999 y 2002, dibuja una sociedad española secularizada y tolerante, muy por encima de la media mundial.

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"Pensaba que en España la Iglesia católica tenía mucho poder, pero resulta que tiene poco; y que las mujeres tenían muchos hijos, y la realidad es que se van a quedar ustedes sin españoles porque la tasa aquí es de 1,3 hijos por mujer", ironizó el profesor Ronald Inglehart durante la presentación de los resultados de la macroencuesta, realizada en la sede madrileña de la Fundación BBVA. En un grueso volumen en inglés, editado por Siglo XXI Editores (México), el trabajo coordinado por Inglehart parte de los datos de la Encuesta Mundial de Valores 1999-2002 y de las Encuestas Europeas de Valores. En total, 200.000 entrevistas realizadas en 81 países que concentran el 85% de la población mundial.

La primera conclusión del monumental informe sobre la sociedad actual es que todo resulta "previsible" y que rara vez las cosas se vuelven "caóticas". Más: lo que ahora se sabe preguntándole a la gente en todo el mundo ya lo intuyeron científicos sociales como Carlos Marx (1818-1883) o Max Weber (1864-1920). Es decir, que una vez alcanzados "niveles adecuados" de desarrollo se registra en las sociedades un paso desde los valores materialistas (que ponen el énfasis en la seguridad física y económica), hacia valores postmaterialistas que se fijan sobre todo en la libertad de elección o de expresión.

El sociólogo Juan Díez Nicolás, de la Universidad Complutense de Madrid, que participó en el acto de presentación de esta encuesta mundial, ilustró estos principios con el caso español: la generación de 1907 a 1921, los que tienen ahora por encima de los 80 años, valora más la seguridad económica que las generaciones que él llamó de la UCD, del PSOE o del PP (los nacidos entre 1952 y 1981), que no conocieron las estrecheces económicas ni las trágicas consecuencias del golpe militar de 1936 y la guerra de tres años que provocó, ni las penalidades de todo tipo que se prolongaron durante la larga postguerra y dictadura franquista. La tesis fue subrayada por Inglehart con la afirmación de que en ninguna otra parte se apreciaba un corte generacional tan profundo como en la España actual.

Mujer y religión

Uno de los mapas que ilustran las conclusiones de los sociólogos muestra grupos culturales basados en la religión. Los países históricamente protestantes, tanto del Norte de Europa como de América, tienden a formar un grupo; y de forma similar, los países históricamente católicos romanos de Europa occidental, Latinoamérica, Europa del Este, el África subsahariana, el mundo islámico y el Sur y el Este de Asia aparecen juntos formando grupos grandes pero razonablemente cohesionados.

Al margen de esas conexiones, la realidad económica adquiere una preponderancia especial. Así, las sociedades más pobres tienden a conceder prioridad a la religión, mientras que esa importancia decrece velozmente en las sociedades industriales avanzadas, tales como Austria, Canadá, Francia, Alemania, Corea del Sur, España o Reino Unido. No obstante, la encuesta concluye que, aunque la secularización parece ir asentándose en la mayoría de los países ricos, "el número de personas religiosas parece estar aumentando en el conjunto del mundo".

La mujeres siguen siendo más religiosas que los hombres. En las 81 sociedades sobre las que trabajó la encuesta, las mujeres presentan al menos la misma probabilidad que los hombres de asignar a la religión "un lugar prioritario" en su vida, y, en la mayoría de los países conceden más importancia a la religión. En ninguna de las sociedades estudiadas, los hombres ponen mayor énfasis que las mujeres en la religión.

Las diferencias de edad son reveladoras sobre la importancia que se atribuye a la religión: entre dos y cuatro veces mayor en individuos mayores de 50 años que en menores de 30. Esta pauta se da fundamentalmente en sociedades industriales avanzadas, y España figura a la cabeza.

El informe subraya que "no existe una tendencia universal que permita concluir que los mayores son más religiosos que los jóvenes". Sin embargo, sí afirma que los sectores más cultos y con mayor nivel de ingresos tienden a poner menos énfasis en la religión, una pauta más cierta en las sociedades avanzadas, pero no tanto en algunos países latinoamericanos en los que son los ricos los que declaran la religión como muy importante en sus vidas, por delante de sus compatriotas más pobres.

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