Los aliados entran en la campaña de Bush
El presidente necesita a los países de la OTAN para contrarrestar las críticas de Kerry sobre el aislamiento de EE UU
George W. Bush se juega mucho en la reunión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Acosado por una oposición demócrata cada vez más crítica con la actuación de su Gobierno en todos los frentes y con la espada de Damocles de unas encuestas cada vez más desfavorables para la Administración republicana en el tema de la guerra, Bush necesita obtener de sus aliados un acuerdo, aunque sea mínimo, sobre Irak, con el que intentar recuperar la confianza del electorado.
Como afirma el analista político de la cadena CNN Bill Schneider, si el lema de las elecciones que dieron la victoria a Bill Clinton en 1992, fue "¡Es la economía, estúpido!", el de éstas muy bien podría ser "¡Es Irak, estúpido!". Porque, aunque Bush y el aspirante demócrata John Kerry mantienen prácticamente un empate técnico en la extrapolación de los datos demográficos, el análisis de los diferentes apartados de las encuestas no deja de ser cada vez más preocupante para el presidente. En el último sondeo de Gallup para USA Today-CNN, por primera vez una mayoría de encuestados, el 54%, considera que fue un error el envío de tropas a Irak y que la guerra ha hecho a este país más inseguro frente al terrorismo.
Los objetivos concretos que persigue Bush en este viaje son modestos
El presidente de EE UU se juega mucho en la cumbre de mañana en Estambul
La tozuda realidad de los hechos sobre el terreno ha forzado un giro de 180 grados la postura de la Administración, que, una vez más, ha dado pruebas del pragmatismo que, al final, se acaba imponiendo siempre en las decisiones políticas de este país sea quien sea el ocupante de la Casa Blanca. Atrás quedaron enterrados los principios que parecían permanentes hace poco más de un año, como la guerra preventiva, el unilateralismo, las coaliciones ad hoc, las divisiones entre la vieja y la nueva Europa, para dar paso, quizá más por necesidad que por convencimiento, a una nueva política basada en la cooperación transatlántica, las consultas permanentes entre los aliados y la búsqueda de la legalidad internacional ofrecida por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En el frente interior, la nueva política significa un importante retroceso de las posiciones defendidas por los llamados neoconservadores del departamento de Defensa y de la vicepresidencia, y una vuelta al control de los acontecimientos internacionales por parte del departamento de Estado de Colin Powell y del Consejo de Seguridad Nacional de Condoleezza Rice.
Los objetivos concretos que persigue Bush en este viaje son modestos. Abandonada toda esperanza de conseguir el envío de tropas a Irak, por la oposición de Francia y Alemania, las esperanzas estadounidenses se centran en la obtención de un acuerdo que involucre a los países de la Alianza en el adiestramiento de las nuevas fuerzas militares iraquíes, en la reconstrucción del país y en la reducción sustancial de su deuda externa. Igualmente, EE UU presionará para conseguir el aumento de los efectivos militares de la organización en Afganistán, que en la actualidad ascienden a 6.500 tropas concentradas en Kabul, con el fin de garantizar la seguridad en las elecciones previstas para el próximo septiembre y que ya han sido retrasadas tres meses por la falta de seguridad en el antiguo feudo talibán.
En el caso de Irak, la ventaja para Bush es que no presentará como propia la petición de ayuda sino que respaldará una petición en ese sentido enviada a la Alianza el pasado lunes por el nuevo primer ministro iraquí, Iyad Alaui, tras la bendición otorgada al nuevo Gobierno de Bagdad por el Consejo de Seguridad de la ONU en su resolución 1546. Incluso el presidente francés, Jacques Chirac, que mantiene una oposición frontal al envío de tropas galas a Irak, dejó abierta la posibilidad de un acuerdo sobre el adiestramiento de las fuerzas de seguridad iraquíes por parte de la Alianza. Igualmente, Bush cuenta con el inesperado apoyo de Kerry para conseguir una implicación de la organización en Irak. El miércoles, el senador demócrata pidió a los países de la organización que se comprometieran a ayudar a Irak en su difícil transición. "Ha llegado la hora de que nuestros aliados se esfuercen en apoyar la transición iraquí y la cumbre de la OTAN les proporciona la oportunidad perfecta para demostrar su compromiso con la nueva resolución de la ONU", dijo Kerry.
La posición de la Casa Blanca, explicada por fuentes de la Administración poco antes de la salida de Bush con destino a Ankara y Estambul, es que, desacuerdos anteriores aparte, todos los Gobiernos de los países de la Alianza comparten el objetivo de conseguir un Irak estable, seguro, en paz consigo mismo y con sus vecinos, indivisibles y con una Constitución que garantice los derechos de sus minorías.
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