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Reportaje:OCIO SOLIDARIO | Banco de Alimentos

La despensa de Almería

José Picón, a sus 69 años, reparte alimentos a ONG y colectivos necesitados

A José Picón (Almería, 1935), su lumbago le ha pegado ya varios sustos. Hasta que se lo empezó a tomar con más calma en eso de cargar cajas de tomates, berenjenas, calabacines, sandías o melones para que se los comieran otros. A sus 69 años, Picón carga y descarga verdura con una periodicidad más o menos semanal. Su misión no es otra que la de abastecer las estanterías del Banco de Alimentos de Almería, del que se nutren un centenar de colectivos para dar de comer a cientos de personas. "Como tengo dos hijas en Almería y dos en Navarra, cuando estoy en el norte me dedico a la asistencia domiciliaria en Bediain como voluntario. Y aquí a ayudar al Banco de Alimentos. Mi motivación es la misma en los dos casos: el humanismo cristiano. Ayudar a los demás me produce una satisfacción personal, aparte de que ser jubilado me lo permita sin buscar recompensa", explica.

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Picón emplea dos días fijos de la semana de 10.00 a 14.00 más un tercero "para lo que haga falta" dentro de esta ONG. El horario más estable lo emplea para recoger las mermas de las grandes superficies comerciales con las que el banco tiene un acuerdo (Carrefour, Alcampo y Eroski) o las verduras excedentarias de las alhóndigas de la provincia.

"Las mermas son los productos que, estando en perfectas condiciones para su consumo, no pueden venderse por venir defectuosos. Por ejemplo, una caja de galletas que venga rota, un paquete de latas de atún cuyo cartón se haya rajado. Todo eso, más la verdura excedentaria de las cooperativas nos vale para quitar hambre", señala José.

Pero luego está el horario imprevisto e imposible de programar. Como cuando la Guardia Civil les da algún aviso para que estén "atentos" por si el juez de turno firma la sentencia y se requisa algún camión con una carga importante en el puerto de Almería. "Una vez nos encontramos con 16.000 kilos de pulpo congelado que iba con droga. Otras veces han sido hasta 25 toneladas de patatas o casi 7.000 kilos de boquerones o almejas", relata.

Para José, la recompensa a las 15 horas semanales que pueda dedicar de media al Banco de Alimentos la encuentra en las caras de satisfacción cuando, personalmente, reparte él mismo la comida. "Voy de vez en cuando a un convento de clausura a llevar provisiones y allí te das cuenta de que no sólo pasan necesidades sino de que no tienen nada. Y quedan muy agradecidas, al igual que la asociación de ex presos con la que también colaboramos", describe el voluntario.

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El banco almeriense cuenta también con el apoyo logístico de los demás bancos distribuidos por el país. De manera que todos puedan estar abastecidos los 365 días del año. "Aquí con las verduras estamos cubiertos casi siempre. Pero en los meses de verano es cuando peor lo pasamos. Muchas veces mandamos un SOS a otras ciudades y nos envían provisiones con mucha rapidez", reconoce Picón.

La subvención anual de la Junta de Andalucía, con 6.000 euros, más las aportaciones de socios y otras instituciones ofrecen a esta ONG la financiación suficiente para los transportes.

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