La oposición filipina denuncia un fraude masivo en los comicios
La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, se comprometió ayer, al iniciar un nuevo mandato de seis años, a combatir la pobreza en la que viven millones de sus ciudadanos y afirmó que quería reconciliar a la nación tras años de conflictos encarnizados. Sin embargo, las acusaciones de fraude formuladas por la oposición han puesto en duda su mandato desde el inicio. El proceso de recuento tras las elecciones del 10 de mayo acabó el domingo con el anuncio de la victoria de Arroyo con un estrecho margen sobre su contrincante, la estrella de cine Fernando Poe. La oposición, que acusa a la vencedora de fraude, puede todavía impugnar el resultado de los comicios ante el Congreso, o llevar la batalla ante el Tribunal Supremo. Pero, según los analistas, la victoria de Arroyo debería ser confirmada esta semana dada la mayoría de la que dispone en el Congreso.
El Ejército está en estado de alerta. El país sufrió el pasado julio un golpe de Estado fallido y en 2001 el presidente Joseph Estrada, amigo de Fernando Poe, fue derrocado ante el avance de las protestas populares, lo que abrió el camino al primer mandato de Gloria Macapagal Arroyo. La policía anunció ayer la desactivación de una bomba en Manila, la tercera desde el domingo. Arroyo, que en su primer mandato de tres años no logró disminuir la pobreza crónica ni ganarse la confianza de los inversores, se comprometió a crear un millón de puestos de trabajo al año y a llevar energía barata y agua corriente a cada rincón del archipiélago. Los mercados recibieron estas promesas con cautela, esperando a conocer la composición del nuevo Gabinete y a ver si será lo suficientemente disciplinado para recortar la inmensa deuda.
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