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Chávez se reúne por sorpresa con el empresario opositor Cisneros

El presidente venezolano, Hugo Chávez, y el empresario Gustavo Cisneros, cuya enemistad ha venido haciéndose cada vez más notoria, sostuvieron el pasado viernes una sorprendente entrevista bajo la mediación del ex presidente de EE UU James Carter. La reunión se produjo cuando Chávez y la coalición opositora Coordinadora Democrática se encuentran en plena campaña para el referéndum revocatorio del mandato presidencial, que se realizará el 15 de agosto.

En una nación polarizada, este encuentro provocó una respuesta inusualmente unánime: tanto los partidarios como los detractores del Gobierno se mostraron desconcertados. La noticia primero circuló como rumor, luego fue oficializada en un comunicado del Centro Carter y el domingo confirmada por el propio Chávez, en su programa semanal de radio y televisión. El mandatario ha acusado directamente a Cisneros, en varias ocasiones, de haber estado a la cabeza de los planes para derrocarlo, comenzando por el golpe de Estado de abril de 2002, que logró el objetivo aunque de manera efímera, pues el Gobierno de facto se desplomó en apenas 47 horas y Chávez retornó a su cargo.

Cisneros, por su parte, ha declarado que el Gobierno le persigue con la intención de silenciar los espacios informativos de la influyente cadena de televisión Venevisión.

Persecución

En las últimas semanas, el enfrentamiento del Gobierno venezolano con el empresario se había acentuado con varias acciones realizadas en propiedades de Cisneros por los tribunales militares que investigan la presencia de más de un centenar de paramilitares colombianos en las afueras de Caracas. Los jueces militares realizaron requisas primero en una hacienda cercana al lugar donde fueron detenidos los irregulares y posteriormente en unas oficinas ubicadas junto al edificio sede de Venevisión, el búnker de la Organización Cisneros. Allí encontraron armas de diverso calibre, pero el presidente de la televisión, Víctor Ferreres, aseguró que no pertenecen a las empresas del conglomerado, sino a una compañía de vigilancia que tenía alquilado el local.

Tras difundirse la información de que se habían reunido, Chávez trató de tranquilizar a sus partidarios asegurando que no suscribió ningún pacto "por debajo de la mesa", y explicó que había sido Cisneros quien solicitó el encuentro en varias oportunidades. "No había considerado necesaria esa reunión, pero esta vez, y debido a la intermediación de Carter, accedí. Si para defender los intereses sagrados del pueblo de Venezuela y la soberanía del país, tengo que bajar hasta el mismo infierno a verle los cachos a Mandinga, yo lo haré", dijo el gobernante.

En el comunicado del Centro Carter se señala que Cisneros y Chávez se comprometieron a llevar a cabo un diálogo nacional después del referéndum. "Al decir esto, es evidente que se anticipa mi victoria ese día, pues, de lo contrario, ¿por qué tendrían que dialogar conmigo?", fue la interpretación de Chávez.

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