Chirac y los socialistas franceses cruzan acusaciones sobre la Ley Fundamental
Jacques Chirac y la oposición socialista lo juzgan de manera muy diferente. Lo que para el jefe del Estado francés es "un buen acuerdo para Europa y para Francia", que permitirá "un mayor peso" de su país gracias a la Constitución europea, para los dirigentes socialistas constituye "una decepción" y un conjunto de "lamentables retrocesos".
Chirac realizó una declaración institucional para disipar la impresión de que en Bruselas se había producido un segundo Waterloo, aventada por cierta prensa británica. El mandatario francés enumeró los logros del nuevo sistema -un presidente europeo estable, un ministro de Exteriores, un mayor papel de la Eurocámara- y la posibilidad de cooperaciones reforzadas entre países que deseen avanzar más rápidos que otros.
También lamentó que no se haya podido ir más allá en la armonización fiscal y en lo social. Estas debilidades fueron el portillo por el que los socialistas se lanzaron al ataque, juzgando el trabajo presidencial lleno de "juegos politiqueros", con los que no se ha conseguido avance alguno "ni en el terreno social, ni en el de la economía y los servicios públicos", según el ex primer ministro Laurent Fabius.
Frente al silencio de Chirac sobre el sistema de ratificación, los dirigentes socialistas que hablaron ayer lo hicieron para exigir una consulta nacional sobre la Constitución europea. El último sondeo indica que el texto puede obtener el respaldo del 66% de los franceses. Pero sería precipitado interpretarlo como una mayoría clara a favor del texto emanado de Bruselas, una semana después de las elecciones al Parlamento Europeo, en las que no sólo se produjo una abstención elevadísima (57,2%), sino que el Partido Socialista fue el más votado. De momento, esta formación aparece alejada del sí en el eventual referéndum.
El papel del cristianismo
Por otra parte, en Roma, el Papa lamentó ayer la ausencia de una mención explícita en la Constitución de la UE al papel del cristianismo y aseguró que "no se cortan las raíces de las cuales se ha nacido". Tras el rezo del Angelus en la plaza de San Pedro, Juan Pablo II dirigió un saludo en polaco a sus compatriotas y fue en ese idioma en el que expresó su discrepancia con el texto constitucional aprobado el viernes pasado por los líderes comunitarios en Bruselas.
El Papa agradeció al Gobierno de Polonia "que en las instituciones europeas haya defendido fielmente las raíces cristianas de nuestro continente". De ese origen "han crecido la cultura y el progreso civil de nuestro tiempo. No se cortan las raíces de las que se ha nacido", apuntó el Pontífice.
La Santa Sede, por boca de su portavoz, Joaquín Navarro Valls, ya expresó el pasado sábado su "pesar por la oposición de algunos Gobiernos al reconocimiento explícito de las raíces cristianas de Europa", una ausencia que supone un desconocimiento "de la evidencia histórica y de la identidad cristiana de las poblaciones europeas". No obstante, el portavoz vaticano mostró su satisfacción por el acuerdo entre los Veinticinco, visto como una "importante etapa" en el proceso de integración comunitario, "siempre auspiciado y animado" por el Pontífice.
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