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Maragall afirma que los recientes encierros de inmigrantes no son como los de hace tres años

El presidente catalán asegura que algunos colectivos "son poco representativos"

Francesc Valls

Hace tres años el ahora presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, criticó que su antecesor en el cargo, Jordi Pujol, no hubiera ido a visitar a los inmigrantes encerrados en la iglesia del Pi de Barcelona. Ayer en el Parlament, a requerimiento del diputado del PP Francesc Vendrell, explicó la razón de por qué entonces era comprensivo con el encierro y ahora no. "No podemos aceptar presiones extremas de colectivos poco representativos, porque eso sería irresponsable; hace tres años no fue igual", aseguró el presidente, quien puso como ejemplo de la nueva situación la intención de las autoridades de reducir "el colapso que se ha producido en el proceso de renovación de permisos de residencia".

La inmigración fue uno de los ejes de la sesión de control parlamentario al Ejecutivo. "Hace tres años los inmigrantes, inmigrantes sin papeles, se encerraron en la iglesia del Pi. Usted [Maragall] opinaba que había que ayudarlos y criticaba al anterior presidente de la Generalitat porque no acudió al encierro. El señor Clos decía que si no fuese alcalde se encerraría con los inmigrantes", agregó Vendrell. "Hace unos días, el 6 de junio, unos inmigrantes, exactamente de las mismas carasterísticas, se encerraron en la catedral de Barcelona. El señor Clos no dijo nada, estaba muy ocupado con el Fórum, procurando convertir el Fórum de la paz en la discoteca de la paz. ¿Qué ha cambiado?", remachó el portavoz del PP en la Cámara catalana.

El presidente, tras asegurar que no se pueden aceptar presiones de encierros, subrayó -entre rumores de la Cámara- que las condiciones son distintas y ahora las autoridades se han empeñado en hallar soluciones. "Hemos llegado a un acuerdo con la Delegación del Gobierno para que los inmigrantes que ya residan en Cataluña de forma legal puedan renovar sus permisos en las 73 oficinas de Trabajo", sentenció el presidente de la Generalitat.

Maragall tuvo ocasión de exponer cómo tratar los flujos de personas inmigradas a raíz de una pregunta realizada por el portavoz de Esquerra Republicana, Josep Huguet. El Gobierno -se acuerdo con la versión del presidente catalán- quiere cogestionar la expedición y renovación de los permisos de trabajo y la contratación en origen. Maragall puso incluso fecha -principios de 2005- para lo que denominó "modelo catalán de acogida" para los recién llegados, personas con la situación todavía no regularizada. En ese paquete de integración habría que incluir conocimientos básicos tanto de la realidad sociolaboral como de los derechos y deberes previstos en la Constitución y el Estatut, con nociones de lengua y cultura catalanas.

Pero el protagonismo de la inmigración, así como la evolución de los juicios del hace tres años jefe de la oposición y ahora presidente de la Generalitat, no ocupó la totalidad de los escasos 20 minutos de la sesión de control. Maragall también tuvo tiempo para decir -a preguntas del desconcertado ecosocialista Joan Boada- que la abstención en las pasadas elecciones europeas le preocupa relativamente. El Gobierno, aseguró el presidente, de momento no va tomar medidas para paliar esa abstención que castiga más a la derecha que al tripartito.

La guinda final la puso el duelo con Artur Mas, de CiU, a propósito de la financiación autonómica. Ahí Maragall despachó a un jefe de la oposición que iba con la mano tendida para ayudar en el asunto de la financiación con "esta pregunta ya me la ha hecho". Aunque luego recondujo esas formas ariscas con un: "Mire, deberían ayudarnos a que el Gobiero central acepte en principio de pagar por renta y recibir por población".

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