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Reportaje:

La transición tropieza con la memoria

Asistentes a un coloquio con Martín Villa, Carrillo y Guerra piden que no se olvide a la víctimas del franquismo

Enric Company

La transición española de la dictadura a la democracia fue un éxito a juzgar por lo que un cuarto de siglo después afirman tirios y troyanos. Pero eso no significa que dejara satisfecho a todo el mundo. Parte de esta insatisfacción persiste todavía y pudo palparse ayer en uno de los diálogos del Fórum 2004 que versaba sobre Conflictos: prevención, resolución y reconciliación. La que emergió fue, sobre todo, la insatisfacción de quienes creen que el silencio sobre la dictadura ha servido para que se olviden sus estragos, se ignore que tuvieron responsables. La de quienes lamentan que ese silencio oculte también a quienes lucharon y murieron por la democracia, que así quedan injustamente equiparados a los liberticidas.

Tres destacados protagonistas de la transición participaron en el coloquio, presentados nada menos que por uno de los redactores de la Constitución, Jordi Solé Tura. Se trataba de Rodolfo Martín Villa, que fue ministro entre 1975 y 1981; de Santiago Carrillo, que era entonces secretario general del Partido Comunista de España, y de Alfonso Guerra, que era en aquellos años el número dos del PSOE. Los tres resumieron profesoralmente su experiencia política de la transición y afirmaron, una vez más, que si volvieran a encontrarse en una situación como aquella harían más o menos lo mismo.

Pero luego llegó el coloquio. Se levantó una jovencita muy decidida, explicó que pertenecía a una familia de republicanos y dijo: "A mí que me digan a qué renunció la derecha, porque yo veo salir en la televisión cada día como si nada a gentes que tuvieron cargos con la dictadura y siguen teniéndolos". En cambio, agregó, "de los perdedores de la guerra, que fueron los que lucharon por la democracia, nada se sabe". Opinó que eso no puede ser, que no es justo y que habría que impedirlo.

Hubo más preguntas inconformistas, acompañadas de afirmaciones críticas. ¿Qué ha pasado con la memoria histórica de todo lo que sucedió durante la dictadura? ¿Por qué no se ha transmitido esa memoria? ¿Por miedo? Una de las voces del público afirmó que el consenso, la fórmula hallada para que no se hablara de vencedores y vencidos en la transición, había sido "más beneficioso para los franquistas que para los republicanos".

Martín Villa había recordado al principio que estuvo "de hoz y coz" en el franquismo, y no escurrió el bulto. "Si hay Constitución democrática y elecciones democráticas, no se puede objetar nada a los electos", respondió. Pero, como Carrillo y Guerra, se mostró a favor de afrontar "las reparaciones que queden pendientes", pero en contra de abrir "un proceso político contra el franquismo". También Carrillo salió al quite. Los procesos políticos a un régimen político llegan, afirmó, "cuando hay revolución o victoria militar". Pero en España, añadió, "la experiencia de la República nos hizo ver que teníamos que ser prudentes en el tema de las responsabilidades".

Alfonso Guerra recordó una lista de cosas muy queridas por los franquistas que han pasado a la historia. "La derecha no quería poner la mayoría de edad en los 18 años; no quería la abolición de la pena de muerte; no quería el sistema electoral proporcional; la aconfesionalidad del Estado; el título VIII de la Constitución que establece el sistema autonómico; el mandato constitucional de remover los obstáculos a la igualdad de los ciudadanos...".

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