"El conocimiento humanístico debería ser ahora más importante que nunca"
Es mujer y de formación humanística. Todo un reto en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), uno de los centros de estudios y de innovación tecnológica más prestigiosos del mundo. Allí dirige Rosalind Williams el programa de Ciencia, Tecnología y Sociedad. Hace unos años fue decana de Alumnos y Estudios de Pregrado del mismo centro, por lo que conoce a fondo el impacto de las nuevas tecnologías en la vida de los estudiantes y en el proceso educativo. Williams visitó la semana pasada la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en Barcelona, para presentar su libro Cultura y cambio tecnológico, publicado en Alianza Editorial.
Pregunta. ¿Cuáles cree que deben ser las características que debe poseer un individuo educado para el siglo XXI?
"Hay que enfatizar el aprendizaje de idiomas y otros mecanismos de comunicación"
"Las nuevas tecnologías han mejorado la comunicación entre docentes y estudiantes"
"Los estudios de más futuro son Medicina, Administración de Empresas y Biología"
Respuesta. Creo que las necesidades son de carácter universal: toda persona educada debe aprender a mirar una situación, entenderla y saber cómo aprovechar los recursos a su alcance. Debe haber aprendido a trabajar con personas de otras disciplinas, comunicar y escuchar a los demás. En el MIT consideramos básico aprender a resolver problemas. Ya sabe, la típica mentalidad de los ingenieros.
P. ¿Opina entonces que el cerebro del ingeniero es el más adecuado para asimilar los cambios de estos tiempos?
R. Es desde luego una buena base. En educación lo más importante es tener a los alumnos en contacto con personas con una forma distinta de resolver problemas, lo que supone entender diferentes identidades y formas de pensar. Se necesita más cultura, a nivel individual y general.
P. Más cultura supone mayor formación humanística. ¿Cree que estos estudios tienen futuro?
R. Creo que el conocimiento humanístico es ahora más importante que nunca. En ingeniería, como otros estudios, se necesita entender otras lenguas, otras culturas, tener formación en Historia y Ciencias Sociales, porque los cambios tecnológicos que estamos viviendo no funcionarán si no hay un profundo conocimiento cultural detrás. Para que funcione la tecnología también se tiene que entender el contexto histórico y social.
P. En su libro señala que la tecnología crea un nuevo hábitat. ¿Cuál cree que es el rasgo más importante que la tecnología ha creado o cambiado en el mundo universitario?
R. Un ejemplo es que los nuevos avances tecnológicos han redefinido todo el plan de estudios. Es este nuevo hábitat el que decide lo que uno se tiene que saber o aprender. Nuestro mundo es nuevo, tanto a nivel social como material, y la educación tiene que preparar a los alumnos para vivir en él.
P. Muchos expertos señalan que las nuevas tecnologías han mejorado las aptitudes sociales en general. ¿Cómo repercute esto en la relación entre alumnos y profesores?
R. A veces lo más sencillo es lo más eficaz. En el MIT funciona un software muy básico en el que el profesor introduce el plan de estudios, las lecturas, los cambios de calendario, que es una tarea administrativa que de esta forma se simplifica mucho y se flexibiliza. Los nuevos avances tecnológicos mejoran la comunicación entre las personas y, por tanto, también entre docentes y estudiantes: el e-mail significa que se pueden anunciar cambios de última hora, aclarar dudas o preguntas, explicar que no se puede asistir a clase, pasando por la fluidez comunicativa de alumnos que son tímidos y que de esta forma aprenden a desenvolverse mejor. En contrapartida, la docencia es de 24 horas y 7 días a la semana. En un plano más sofisticado, en el MIT hay asignaturas en las que se experimenta en un laboratorio a través del ordenador, en vez de acudir físicamente a él.
En humanidades, estas tecnologías se utilizan para el estudio de las lenguas extranjeras, o para comunicarse con el contexto cultural -pasado o presente- que se estudia a través de DVD o CD. La Facultad de Español del MIT, por ejemplo, está conectada con universidades españolas, y estudiantes de uno y otro lado del Atlántico están en permanente comunicación.
P. Estas nuevas herramientas permiten además acceder a la propia Universidad a través de la Red.
R. Nosotros hemos puesto en marcha un proyecto que se llama Open Course Ware (http://ocw.mit.edu). A través de él, todo el mundo tiene acceso a planes de estudios, asignaturas y apuntes del MIT de forma gratuita. Es una iniciativa que ha sido muy bien recibida y ha sido posible gracias al patrocinio de diversas fundaciones estadounidenses.
P. Ésta podría ser una forma de educación futura, pero existe el problema de la brecha digital. ¿Cree que esta diferencia siempre existirá?
R. Creo sinceramente que vamos avanzando y que la situación irá mejorando con el tiempo. Hay que recordar que cuando se inventó la electricidad, al principio sólo estaba al alcance de unos pocos, y después se fue extendiendo su uso. También el libro es una herramienta de fácil acceso, pero su uso depende de más elementos, no sólo de que esté ahí.
P. ¿Cree usted que los cursos de e-learning y las clases online van a ser la educación del futuro, o que su función será sólo complementaria?
R. La vida es larga: creo que los cursos online son muy útiles para la formación continua, para adultos, para las personas que están trabajando o hacen otras cosas. Ahora bien, para los jóvenes que empiezan a estudiar de 18 a 20 años es conveniente que estén en un campus físico, real, porque les es muy útil como transición al mundo adulto. Yo tengo tres hijos y no quiero que se pasen la vida en casa (ríe). Tienen que salir, airearse, y la Universidad es una gran experiencia. Cuanta más gente conozcas, mejor, y si vas a un centro alejado de tu casa aún es más enriquecedor. Así es ahora y en el futuro.
P. Hablando del futuro. ¿Cuáles cree que son los estudios con más salida, los que van a ser más populares o determinantes en este siglo?
R. No se puede hablar de modas, pero ha habido muchos cambios. En los años cincuenta del siglo pasado, un tercio de los alumnos de MIT estudiaban Físicas, mientras que en los últimos 20 años muchos estudian Ingeniería Informática. Los estudiantes miran con mucha atención el mercado profesional e intentan adivinar cuáles son los trabajos con más salida. Dos áreas que seguirán siendo fuertes son Medicina, Biología y Administración de Empresas (MBA), entendida a su vez como una ingeniería aplicada. Por otra parte, como humanista, quiero enfatizar la necesidad de aprender idiomas y los mecanismos de comunicación. Los alumnos son muy conscientes de ello: vivimos en un mundo donde la comunicación visual, los medios de comunicación o el diseño son básicos.
P. Y hablando ahora del pasado. Su abuelo también trabajó en el MIT. ¿Qué cree que a él le sorprendería más si pudiera ver cómo funciona actualmente este centro?
R. Él murió hace 25 años, por lo que no creo que se diera una gran sorpresa al ver cómo funciona actualmente el MIT. A él le interesaba más la historia que la tecnología, y entendería los cambios que se han ido sucediendo. Recuerdo que siempre decía que si tuviera una segunda vida le gustaría reencarnarse como sociólogo, porque es en este campo donde creía que surgían las preguntas más interesantes. En todo caso, yo, como él, creo que la educación es la única respuesta.
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