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Reportaje:

Políticos de procesión

La mayoría de los concejales de Sevilla y Granada participa en los actos religiosos institucionales del Corpus

La fiesta del Corpus es una tradición arraigada en Sevilla y Granada. El Ayuntamiento de ambas capitales participa activamente en la celebración religiosa, salvo algunos concejales que prefieren separar lo laico de lo civil.

La representación de la Corporación municipal que asistió el pasado jueves a la procesión del Corpus de Sevilla tenía este año más concejales de la oposición que del gobierno: 7 de 14 del PSOE y ninguno de los tres de IU; frente a 11 de 13 del PP y los cuatro del PA. Para algunos, sigue siendo excesiva la presencia de los representantes de la sociedad civil en un acto puramente religioso, mientras que, en el otro extremo, hay quienes piensan que el primer gobierno de izquierdas respeta poco algunas tradiciones.

La presencia en la procesión del Corpus desde la llegada de la democracia ha sido una elección personal de cada concejal. El andalucista José Luis Ortiz Nuevo, miembro del primer gobierno, recuerda que en los primeros años "fueron hasta los comunistas". Para el escritor Antonio Rodríguez Almodóvar, candidato socialista de las primeras elecciones y primer teniente de alcalde hasta 1982, entiende que entonces estaba "más justificada" la presencia de los concejales de partidos de izquierdas "porque había que demostrar que no había ningún intento de que volvieran las dos Españas".

A lo que no accedieron todos los concejales de los primeros mandatos fue a vestir de chaqué, el uniforme actual de la representación municipal masculina. Al principio, el protocolo sólo exigía traje oscuro. "Nosotros nos negamos a ponernos chaqué", asegura Rodríguez Almodóvar, quien recuerda que el primer alcalde socialista que usó esa prenda fue Manuel del Valle, que estuvo al mando del gobierno entre 1983 y 1991.

El chaqué se fue imponiendo y hasta que, según fuentes del Ayuntamiento, el siguiente alcalde, el andalucista Alejandro Rojas Marcos, lo declaró obligatorio a partir de 1992. La asistencia a la procesión es voluntaria, pero quien va ha de vestir chaqué. Además, los hombres llevan fajín, guantes grises (puestos o sujetos en la mano) y la medalla capitular, que también cuelga el cuello de las concejalas que procesionan. Las mujeres deben vestir traje de ceremonia y los tenientes de alcalde, tantos hombres como mujeres, portan bastón.

La Corporación sale a pie del Ayuntamiento camino de la Catedral a las ocho de la mañana del día del Corpus, presidida por el alcalde y encabezada por dos maceros. Delante, abre el paso la banda municipal de música, y detrás, lo cierra una representación de 25 agentes de la Policía Local con traje de gala. Una vez en el templo, los miembros del gobierno se integran en la procesión y cuando ésta completa su recorrido, vuelve en formación hasta el Ayuntamiento.

La procesión del Corpus tarda en pasar alrededor de dos horas y el cortejo, según muchos, resulta cada año más tedioso por el incremento de participantes. El Ayuntamiento plantea ahora la necesidad de regular la participación en la procesión, pero, para algunos, la primera que debería disminuir es la de la propia Corporación. "Va siendo hora de que los representantes de la sociedad civil dejen de ir a las procesiones", opina Rodríguez Almodóvar, para quien la presencia de concejales en el cortejo puede considerarse hasta una "falta de respeto a la Constitución".

"Al principio podía estar justificado, pero con el tiempo se debía haber ido marcando la distancia laica", afirma el escritor, quien cree que la asistencia de políticos llega a ser "puro exhibicionismo". "La mayoría va a ser visto, no a prestar ningún testimonio de fe", subraya.Al ritmo de Cantemos al amor de los amores, representantes de los dos grupos municipales más importantes de Granada (PP y PSOE) desfilaron por la ciudad el pasado jueves tras un séquito de sacerdotes encabezado por el arzobispo, Francisco Javier Martínez, que, repartiendo bendiciones, precedía al trono de la custodia. Ante la negativa a participar en la procesión del concejal de Izquierda Unida, Manuel Morales, el turno de portar el pendón de Granada tocó al edil de Cultura, Juan García Montero (PP), que paseó el estandarte vestido de frac y tocado con una chistera, como manda la tradición.

IU fue la única formación que rechazó participar en el desfile religioso. El propio Morales, católico practicante, lo justificó porque, según su criterio, las instituciones no deberían formar parte de estos actos. "Si la Constitución dice que el Estado es aconfesional, no tiene mucho sentido que el Ayuntamiento esté representado", afirmó. De la misma opinión es su compañera de grupo, Lola Ruiz, quien señaló que el deber moral de no desfilar responde incluso "al respeto a los propios creyentes".

El PSOE, sin embargo, sí estuvo presente en la procesión con la asistencia de seis concejales, como lo hará en la festividad de la Virgen de las Angustias en septiembre. Y lo hizo porque, según su portavoz, Juan Montabes, "el Corpus es una manifestación íntimamente unida a Granada, son sus fiestas". El concejal explicó que desde las primeras elecciones municipales de 1979 el PSOE "optó por formar parte de estos actos como voluntad del pueblo en su conjunto", pero aseguró que su grupo rechaza que la presencia institucional se amplie a otras manifestaciones religiosas.

Tradición

"El Ayuntamiento debe colaborar para que se perpetúe esta tradición", afirmó por su parte el concejal del PP Juan García Montero. "Es lo que quiere la mayoría de los ciudadanos y por lo tanto no tiene sentido abrir un debate sobre ello", concluyó.

La procesión de Granada fue instituida por los Reyes Católicos hace más de cinco siglos y la Custodia, cincelada con joyas donadas por la reina Isabel. Martínez, báculo pastoral en mano, encabezó la procesión, saludó y repartió bendiciones entre los ciudadanos. A la comitiva que precedió a la Custodia del Corpus, se incorporaron, poco después, los elementos paganos de esta procesión, que integran gigantes, cabezudos y la popular Tarasca, un figurín de mujer que, sobre un dragón, simboliza el triunfo del bien sobre el mal, informa Efe.

El desfile lo completó una comitiva de autoridades civiles y militares, cofradías, hermandades, mujeres vestidas de mantilla y niños de primera comunión. Entre los integrantes también se encuentra una comitiva histórica del siglo XV, encabezada por el alférez mayor que porta el heraldo de Castilla, acompañado de los pajes vestidos de negro y, a sus lados, dos guiones (estandartes) como los utilizados en la toma de la Ciudad por las tropas cristianas.

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