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Reportaje:

Bajo precio y altos vuelos

Inversores españoles se estrenan en el negocio de las compañías de tarifas reducidas

Las compañías aéreas de tarifas reducidas o bajo coste llevan meses abriendo el mercado a nuevos pasajeros. Sus precios han puesto los viajes en avión al alcance de muchos bolsillos, pero ahora también han abierto los ojos a los inversores que ven en ellas un buen negocio. En sólo un mes dos nuevas compañías empiezan a operar en España, ambas con tarifas reducidas, con capital español, pero con mercados muy diferentes.

La vocación de Air Madrid es unir destinos turísticos poco masificados en América Latina y, más adelante, volar a Asia
Vueling ha conseguido aunar en el esfuerzo a inversores financieros (Apax), industriales (JetBlue) y locales (Inversiones Hemisferio)

Carlos Muñoz no tenía ninguna relación con el negocio del transporte aéreo. Miembro de una familia de empresarios, su formación -licenciado en Administración de Empresas y MBA por la Universidad de Harvard- le lleva en primer lugar a integrarse en el negocio familiar, la empresa AMC y, posteriormente, se traslada como consultor de McKinsey a California. Pero de un tiempo a esta parte sus conversaciones derivan, inevitablemente, a una jerga aeronáutica que delata su foco de atención. Es el consejero delegado y uno de los fundadores de Vueling, la nueva compañía de tarifas reducidas (low cost) que, con base en Barcelona, despegará por primera vez el próximo 1 de julio con destinos nacionales y europeos.

Vueling ha conseguido aunar en el esfuerzo a inversores financieros, industriales y locales, lo que la hace ser una compañía poco al uso en el segmento de las low cost. El 23% del capital está en manos del equipo gestor, encabezado por Carlos Muñoz y el director general, Lázaro Ros y compuesto por directivos que provienen de firmas como Iberia, Air Europa, EasyJet, Viva Air, y Marriott, entre otras. Es el socio que aporta la idea. El 40% es de la firma de capital riesgo Apax Partners, que aporta financiación. El 7% pertenece al cofundador y presidente de JetBlue, una exitosa low cost estadounidense. Aporta el know how. Y el 30% está en manos de Inversiones Hemisferio, filial del grupo catalán Planeta. Es el socio local. Un papel fundamental para perfilar la compañía y ganarse el favor de las autoridades e instituciones de la zona.

Buena acogida

"La Generalitat", dice Muñoz, "no nos ha ayudado financieramente. No hay subvenciones ni ayudas públicas. Pero sí hemos sido estupendamente acogidos". No en vano, Vueling es la primera compañía aérea con sede en Barcelona.

La elección de la Ciudad Condal para implantar allí el cuartel general de la empresa y operar desde el aeropuerto de El Prat responde a múltiples razones, pero entre las fundamentales se encuentran el tamaño y la composición del mercado. Desde el punto de vista de captación de negocio por tamaño, según Muñoz, había sólo dos claras opciones: Madrid y Barcelona. Pero por composición de mercado era la segunda la que convenía más. "Nosotros no nos dirijimos al viajero de negocios corporate, es decir, al ejecutivo cuyo billete lo paga la empresa y ese viaje no es perceptible de forma inmediata en la cuenta de resultados. Nuestro hombre de negocios proviene de la pequeña y mediana empresa en donde el coste del viaje tiene inmediata repercusión, o en su propio bolsillo o en la cuenta de resultados". En Barcelona, dos tercios de los viajeros de negocios dan ese perfil, mientras que en Madrid se invierte la proporción.

Otro argumento que ha pesado en la elección es el AVE. Cuando la red de alta velocidad esté implantada, el transporte aéreo desde Madrid tendrá que hacer frente a la fuerte competencia del tren de alta velocidad, según los estudios, más atractivo que el avión para los pasajeros que se desplacen a destinos situados a menos de 500 kilómetros.

Aeropuertos principales

Lo que no se plantea Vueling -que nace con una inversión de 30 millones de euros- es volar desde o a aeropuertos secundarios. Su base es Barcelona, su segundo aeropuerto Valencia, y su objetivo ir ampliando sus operaciones a otros nacionales, entre ellos el de Madrid, y a destinos del centro y sur de Europa. De momento unirá Barcelona y Valencia con París, Bruselas, Palma de Mallorca e Ibiza, pero prevé cerrar el año con 12 nuevas rutas, una facturación de 21 millones de euros, y entrar en beneficios entre el segundo y el tercer semestre de operaciones.

La compañía empieza a volar con dos nuevos Airbus 320 con capacidad cada uno de 180 plazas y tiene comprometidos otros dos aviones para principios del año que viene. A cuatro años vista el objetivo es tener 20 aviones, transportar seis millones de pasajeros y elevar el número de puestos directos de trabajo creados del centenar que ahora compone la plantilla hasta 900.

Como el resto de este tipo de compañías, la comercialización se realiza fundamentalmente a través de Internet -entre el 93% y el 95% de los billetes- y el resto mediante un centro de atención telefónica. Un mes antes de empezar a volar, y apenas a las tres semanas de abrir la ventanilla virtual, Vueling ha vendido 50.000 billetes, lo que supone que tiene los aviones con una ocupación del 60% y la moral de sus directivos, alta.

También están contentos en Air Madrid. La compañía, que empezó a volar el pasado domingo, es también una low cost, pero cubre un segmento de mercado diferente, mucho más inclinado hacia el turismo, no sólo por sus destinos, sino también por la composición de su accionariado. El 20% es de la cadena hotelera Celuisma; un porcentaje similar está en manos de Hotusa; un 12,5 % lo tiene la sociedad del ex directivo de Globalia y de Viva Tours, Herminio Gil; un 10%, Hoteles Catalonia; 10%, Quo Viajes; 10%, Viajes Eroski; 7,5%, FG Hoteles; un 7,5% tiene Viajes El Encinar, y el resto, 2.5%, es de la sociedad Edefa, propiedad de Javier Taibo, director general de la compañía. No es de extrañar que Taibo diga que una de las complicaciones para montar la aerolínea ha sido encajar el capital. Un encaje que aún chirría en el consejo de administración. En pocas semanas Herminio Gil ha abandonado la dirección general y Amancio López Seijas (director general de Hotusa), la presidencia de la compañía aérea que ha recaído en Fernando González Enfedaque, en unos movimientos que, según Air Madrid, "estaban previstos".

La vocación turística de Air Madrid la completa la creación del operador turístico Alada, filial en su totalidad de la compañía aérea, y la forma de comercialización, ya que además del portal en Internet y la central de reservas, vende a través de 4.000 agencias de viajes.

Air Madrid arranca con un capital desembolsado de seis millones de euros, y una línea de financiación vía crédito de cinco millones; una flota de dos nuevos Airbus A330-200 que espera doblar el año que viene y triplicar en 2006 y unas previsiones de facturación de 200 millones de euros en el primer año, 400 en el segundo y 600 en 2006.

Al contrario que Vueling, que sólo tendrá una clase, Air Madrid incorpora la clase preferente con el objetivo de que los precios sean en ella aproximadamente inferiores en un tercio a los de una compañía clásica y sensiblemente inferiores en clase económica.

Según cofirma Taibo, la vocación de la compañía es unir destinos turísticos -aunque también comercializan sólo el avión- en América Latina poco masificados y, más adelante, adentrarse en Asia donde apenas encontrarían competencia española. De momento vuela desde el aeropuerto de Madrid a Punta Cana y Puerto Plata, en la República Dominicana; San José de Costa Rica, Cartagena de Indias y Bogotá, en Colombia; Lima (Perú) y Río de Janeiro (Brasil). Y en algunos de esos destinos compite con Iberia. Sin embargo, Javier Taibo no cree que el nego-cio -prevé transportar casi 300.0000 pasajeros en 12 meses- se haga a base de arañar cuota a otras compañías, sino de absorber nuevos pasajeros.

Nuevo mercado

"Yo creo que estamos creando nuevo mercado", dice el director general. "Según los estudios que hemos manejado, sólo el 11% de los españoles que van de vacaciones lo hace en avión, y de los que no lo usan, el 42% dice que es por precio", justo la vía abierta por este tipo de compañías. Unas compañías, por otra parte, que si bien han despertado el recelo por parte de las tradicionales, que se han visto obligadas a modificar su modelo de negocio, han sido bien recibidas por el sector turístico, porque lo que el pasajero quiere ahorrarse en el avión, está dispuesto a gastarlo en el destino.

Según los análisis que maneja la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), el turista que viaja en una compañía de tarifa reducida gasta casi un 20% más en alojamiento. El 52% se aloja en hoteles, y sólo el 12% viene con un paquete turístico contratado frente al 52% que alcanza en las compañías tradicionales.

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