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Entrevista:MARÍA JOSÉ PINO | Ingeniera de Caminos, Canales y Puertos | Apuntes | UN PASO POR DELANTE

"En la obra hay mucho machismo"

"Florentino Pérez sólo hay uno", dice esta ingeniera de la que depende levantar dos millones de metros cúbicos de tierra

Con ocho años, a María José Pino le gustaba pasar las tardes libres de junio en la obra viendo las máquinas y tocando los materiales con los que trabajaban su tío y su padre, ambos aparejadores. Una década más tarde, aquellas visitas propedéuticas de una familia de linaje constructivo dieron paso a una matrícula en la Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, de la Universidad Politécnica de Valencia. A María José le supuso siete años, uno más de lo obligatorio, puesto que la carrera constaba entonces de seis cursos.

Ahora, con 27, acaba de ganar un accésit de Dragados por su proyecto final de carrera, que consistió en la ampliación del puerto deportivo de Gandia, y es jefa de producción de una empresa a la que le han adjudicado la autovía A-23, de Sagunto a Francia. De María José depende el levantamiento de más de dos millones de metros cúbicos de tierra, que deberá ejecutar con el menor coste, en los próximos dos años, así como la planificación diaria de 60 máquinas. "En la obra hay mucho machismo", confiesa la joven aunque "delante de mí no dicen nada".

Pone como ejemplos el caso de algún operario que el primer día ha llegado a contravenir sus indicaciones hasta que el encargado le ha dicho que "el ingeniero es ella". Aunque con arrojo manifiesta que "lo que digan" le importa "un bledo", le ha dolido enterarse de cómo algunas empresas del sector aplican una política de exclusión a la mujer y, especialmente, un episodio vivido en la Escuela, donde un profesor le soltó a una compañera "que se dejara la carrera y que mejor se buscara un novio allí". A su juicio, "intentar ser como los hombres" representa un craso error en la obra "muy jerarquizada".

Como contrapartida, la profesión atraviesa un momento bollante, con unos índices de paro casi inexistentes, pero advierte que "nadie se piense que se va a hacer rico con esto, porque Florentino Pérez sólo hay uno", aludiendo a la brillantez empresarial del presidente del club madridista, ingeniero de Caminos. A sus futuros colegas aconseja estar dispuestos a la movilidad geográfica, a afrontar interminables jornadas laborales y a aprender a mediar con obreros, encargados y políticos.

Si volviera a estudiar la carrera, situación en la que se haya su hermana, utilizaría otros métodos de estudio que fue aprendiendo, como dotarse de una base de datos de antiguos exámenes. También recomienda a futuros egresados acostumbrarse a exámenes de entre seis y siete horas, aunque algunos como el de Estructuras Metálicas bate marcas, prolongándose de 9.00 a 20.00. Otros exámenes complicados son los que imperan a partir de cuarto, en los que se permite "acudir con un carro de libros".

Tras tantas peripecias, un único grupo alcanza el último curso de los cuatro que iniciaron la carrera. El número de chicas, la cuarta parte en primero, también mengua y, en su promoción, se graduaron cuatro de los sesenta asistentes. Otros parámetros que dan cuenta de la tenacidad que requiere la titulación se pone de manifiesto en los resultados de algunos exámenes que, a su entender, revelan un "fallo" del sistema: "En Física aprobaron 3 de 300 y en Hidráulicas, 5 de un grupo de 600. El estudiante de Caminos tiene que saber afrontar que estudiando mucho también puede suspender", dice de unos exámenes en los que plantean problemas nuevos e inextricables si no asalta "la brillante idea en el examen y eso no siempre ocurre, desgraciadamente".

En la universidad aprendió "muchos teoremas innecesarios en la práctica", pero que le han dotado de "una mentalidad de trabajo y de no rendirse" que son "cruciales" para los imprevistos que se presentan a diario a pie de obra.

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