"Gracias a la reforma, la política agrícola es sostenible"
Tras el capítulo presupuestario más importante de la UE, el agrícola, y tras una de sus reformas más profundas hay un español destacado. Se llama José Manuel Cuqui Silva, es gallego, tiene 54 años y es desde diciembre de 1999 el funcionario de más alto nivel de Agricultura de la Comisión Europea; la mano derecha del comisario austriaco Franz Fischler. Ingeniero agrónomo y experto en desarrollo rural, Cuqui Silva (así le conocen en las instituciones europeas) ensalza la gran reforma de la PAC (Política Agrícola Común), que dejará de incentivar la producción adjudicando las ayudas en forma de pago único a los agricultores a cambio de mantener en buen estado las explotaciones.
Silva está ahora inmerso en las dobles negociaciones en la OMC (Organización Mundial de Comercio) y con Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), una zona con la que se aspira a establecer una enorme área de libre comercio. Está desde el martes pasado en Guadalajara, en la cumbre UE-América Latina. Asegura que la reciente oferta europea a la OMC de eliminar las restituciones a la exportación es prueba del éxito de esa gran reforma del año pasado, que deja suficiente margen para negociar a nivel internacional.
"Nuestra oferta de eliminar los subsidios a la exportación demuestra el éxito de la reforma"
Pregunta. Muchos aseguran que la reforma de la PAC es el principio de su fin.
Respuesta. La reforma no es el fin de nada, sino el principio de una nueva política. De haber mantenido el anterior modelo, que no satisfacía plenamente a los intereses de la sociedad y de la comunidad internacional, sí que hubiera sido el final de la PAC.
P. ¿No satisfacía por su productivismo, por los excedentes?
R. Por todo ello, sí, y también por las crisis alimentarias, como la de las vacas locas. De ahí que consideráramos que debíamos reformarla sobre tres elementos: orientación al mercado, es decir que los agricultores decidieran en base a la demanda y no por medidas de apoyo; simplificación del sistema para que éste apoye directamente al agricultor y a la tierra o a la producción; y, tercer elemento, lograr una mejor posición negociadora en el contexto internacional. La habilidad de Franz Fischler ha sido lograr un presupuesto importante para la próxima década.
P. Pero una parte importante del dinero se va a desviar a desarrollo rural.
R. El desarrollo rural tiene la ventaja de que satisface mucho las necesidades y las peticiones de la sociedad europea, que es la que paga la PAC, y pide a los agricultores que mantengan el medio ambiente y ciertos patrimonios (una raza animal es uno de ellos). El desarrollo rural genera empleo mientras la agricultura clásica, cada día más tecnificada, absorbe cada vez menos. Así que el desarrollo rural evita la despoblación, mantiene vivo el mundo rural, y la gente, tanto el beneficiario como el usuario, lo percibe positivamente.
P. En todo caso, no se avecinan buenos tiempos para la PAC. Ahora supone casi la mitad del presupuesto de la UE. Dentro de 10 años será una tercera parte.
R. Pero gracias a la reforma, la política agrícola es sostenible y tiene garantizada su financiación hasta 2014. No hay muchos sectores que disfruten de tal garantía con reglas duraderas y un presupuesto asignado a tan largo plazo. Ciertamente, ahora se quieren desarrollar otras políticas que se van a llevar más recursos, pero eso no quiere decir que la agricultura no vaya a tener el dinero que necesita.
P. ¿Qué ventajas tiene para España el nuevo modelo agrario?
R. Muchas. El apoyo al desarrollo rural es importante para un país que tiene un alto porcentaje de zonas desfavorecidas y problemas de fijación de tejido de población. La nueva PAC implica una mayor calidad de los productos agrarios y España tiene una creciente vocación al respecto.
P. Su propuesta de eliminar las restituciones a la exportación
[3.400 millones de euros en 2001] ha tenido un gran impacto.
R. Es una prueba de que la nueva PAC es un elemento de negociación y no un obstáculo. Hemos pasado a una actitud no defensiva y podemos pedir a los otros, como Estados Unidos, que hagan lo mismo. Ya no necesitamos acudir a las instituciones internacionales protegiendo la agricultura europea porque el nuevo modelo deja márgenes suficientes para la negociación. Pero nuestra oferta de eliminar los subsidios a la exportación está condicionada: que no haya más créditos a la exportación, que la ayuda alimentaria no sea una venta de stocks encubierta o que terminen los monopolios de algunas firmas exportadoras. En el acceso al mercado queremos que todos los países encuentren sus sensibilidades, particularmente los países en vías de desarrollo.
P. Sin embargo, ya con la reforma sobre la mesa, fracasaron las negociaciones de Cancún.
R. A nivel personal fue un poco frustrante, aunque no fue un fracaso de la UE, sino de todos. Pero de Cancún todos hemos aprendido y creo que se está avanzando en las negociaciones y que podemos llegar a un programa marco para seguir negociando antes del verano.
P. Usted está llevando muy de cerca las negociaciones agrícolas con Mercosur. ¿Cómo se ha acogido la última oferta europea?
R. La nuestra es la mayor oferta que hemos hecho nunca porque tiene la ambición de la mayor zona de libre cambio que se ha hecho jamás y una vez más la agricultura no va a ser una traba. La prueba es que hemos podido poner todos los sectores encima de la mesa de negociación con mecanismos distintos: liberalización inmediata, en un periodo de tiempo, liberalización hasta en un 50 % y, por último, cuotas, grandes cuotas para productos tan importantes como la carne o el azúcar bajo forma de bioetanol.
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