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Crítica:LOS LIBROS DE LA FERIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sorbos de existencia

"Según dicen algunas antiguas tradiciones, el árbol de la vida crece al revés. El tronco y las ramas hacia abajo, las raíces hacia arriba. La copa se hunde en la tierra, las raíces miran al cielo. No ofrece sus frutos, sino su origen. No esconde bajo tierra lo más entrañable, lo más vulnerable, sino que lo arriesga a la intemperie: entrega sus raíces, en carne viva, a los vientos del mundo.

-Son cosas de la vida-, dice el árbol de la vida".

Ése es el texto completo de Alma al aire, uno de los 340 relatos del libro Bocas del tiempo, de Eduardo Galeano (Montevideo, 1940). Es una historia por página. Algunas tienen evocaciones ancestrales, casi prehistóricas. Otras nos tocan con la proximidad del roce. Aparecen personajes que antes de desvanecerse dejan su breve sello en la memoria. Hay animales, plantas, seres vivos y conocidos, seres imaginados y también vivos, o muertos. Algunos de estos personajes regresan, más adelante, transformados para hilvanar otra historia.

BOCAS DEL TIEMPO

Eduardo Galeano

Siglo XXI. Madrid, 2004

347 páginas. 19,80 euros

El autor uruguayo que en los años setenta impactó en toda una generación con la lucidez de su ensayo Las venas abiertas de América Latina, autor también, una década después, de la trilogía Memoria del fuego, ha proseguido con su pasión por la escritura con otros libros en los que cada vez conviven en mayor intimidad la realidad y la imaginación. Pueden estar basados en anécdotas de viajantes, en historias leídas en los diarios, en lectores de diarios. Pueden ser poemas híbridos o ensayos instantáneos e irrevocables.

La prosa de Galeano en este nuevo compendio de breves historias es la de un espeleólogo de las emociones. La de un afinador de las fibras sensibles. La de un fotógrafo de las sensaciones sin nombre. Son relatos que se cierran en la forma, pero que dejan una esquina abierta para emparentarse con los que le siguen. Y hasta con la vida.

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