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Crítica:CRÍTICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Vivir antes de la muerte

"Señor, déjanos vivir antes de la muerte", reza una lápida que la otoñal May (Anne Reid) lee en compañía de su joven yerno, Darren (Daniel Craig). Lejos están ambos de saber que lo que se traerán entre manos, muy poco después, será ni más ni menos que una explosiva, imprevista e inadecuada pasión. La explicación de lo que él siente queda un tanto ofuscada (nos lo presentan como un hombre desorientado, que tiene una esposa con la que no vive y un niño autista, a los cuales jamás veremos). En cambio, la de ella es perfectamente explícita, no en vano el relato se focaliza prioritariamente en May, y se puede explicar con una frase que la propia protagonista lanza en un momento de la acción: "No estoy preparada para la vejez", afirma.

THE MOTHER

Dirección: Roger Michell. Intérpretes: Anne Reid, Daniel Craig, Steven Mackintosh, Catrhyn Bradshaw, Oliver Ford Davies. Género: drama, Reino Unido, 2003. Duración: 112 minutos.

Antes, este modélico guión, una gentileza del gran escritor Hanif Kureishi, comienza casi como un remedo de Cuentos de Tokio, de Yasujiro Ozu, con ese viaje que los padres, quienes viven en una bonita vivienda en el campo, hacen a sus ruidosos hijos en la gran ciudad; y con la muerte de uno de los progenitores, en este caso el padre. Pero nada de lo que sigue luego responde ni a la ética ni a las intenciones del gran maestro japonés: estamos en otro mundo, dice Kureishi, en el que la dictadura del deseo carnal puede cebarse con una mujer en las puertas de la ancianidad.

Es arriesgada la apuesta que realizan el guionista, y con él su director, el eficaz Roger Michell (su crédito más famoso es Notting Hill, que tan poco tiene que ver con ésta, lo que habla muy bien de su profesionalidad). Primero, porque el personaje de May se antoja casi odioso, con sus silencios cómplices, su actitud ante su hija Paula (Bradshaw), a la que literalmente engaña, además de, si creemos a la chica, haberla sometido a una suerte de marginación afectiva que hizo de ella una mujer insegura. Luego, porque no estamos acostumbrados a ver así, con la explicitud con que aquí se muestra, el deseo otoñal.

Pero a pesar de todo, The mother se construye como una paciente historia de amor a contracorriente, una magistral lección de cine adulto y, a la postre, también un toque de atención al espectador, siempre más dispuesto a aceptar lo contrario, el deseo otoñal masculino orientado hacia una chica joven... la perfecta demostración de que Kureishi no ha olvidado, con los años, los afanes de provocación inteligente que han hecho de él una figura central en las letras británicas contemporáneas.

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