La otra línea 3 y la "obra social"

"El Metro es una obra social", dijo Aguirre, lo que no dijo es lo que significa esto para ella. Voy a intentar traducir su mensaje.

La línea 3 se cerrará al público: toda la línea en los meses de julio y agosto de este año y por tramos hasta 2007, lo que significa que los usuarios no podrán utilizarla totalmente hasta esa fecha. La justificación es que hay que ampliar los andenes para trenes más largos, para que puedan absorber a más viajeros y eliminar las aglomeraciones.

Pero cualquiera con dos dedos de frente sabe que esa obra es excesiva para los pocos beneficios que va a representar, ya que se sigue construyendo hacia el exterior, en líneas casi rectas, agudizando el carácter radial de la red, lo que conlleva tener que ir al o hacia el centro para trasladarse de un barrio periférico a otro. Si de verdad quieren acabar con las aglomeraciones lo que hay que hacer es diversificar las opciones construyendo líneas circulares, no necesariamente concéntricas, que unan barrios entre sí hasta conseguir un equilibrio entre lo radial y lo circular.

Unido a lo anterior se debería acabar con algo inconcebible: que en las estaciones con intercambiadores y mucha aglomeración de viajeros, como Atocha-Renfe, Embajadores, Aluche; Méndez Álvaro, Chamartín o Conde de Casal, sólo exista una línea de Metro.

Por otro lado, la política de extender las líneas de Metro hasta el infinito, lo que origina es que algunas estaciones queden fuera del anillo que limita la zona A, lo que no sólo complica aún más el panorama tarifario, volviéndolo absolutamente injusto, sino que continúa la tendencia de entrar en una absurda competencia con cercanías, que es la que debe unir los pueblos entre sí y con la capital, claro que para la señora Aguirre esto tiene el inconveniente de que es más barato.

Otra razón para el cierre de la línea 3 es que se van a remodelar los vestíbulos, lo que no se dice es que la dirección de Metro pretende, con esta obra, eliminar todos los puestos de venta en las actuales y las nuevas estaciones, lo que supone suprimir 22 puestos de trabajo y 50 empleados menos. Eso sí, se duplicará el número de vigilantes contratados de empresas privadas, siguiendo la política de militarización del Metro comenzada hace unos años y el enriquecimiento fácil de esas empresas que utilizan contratos precarios.

Por último, añadir que el endeudamiento que arrastra la Comunidad por las obras de metrosur, obligará por un lado a un endeudamiento mayor y por otro a acudir al sector privado para llevar a cabo las obras de la línea 3, lo que inevitablemente, y a medio y largo plazo, supondrá que el Metro perderá carácter de servicio público, ya que las demás obras previstas tienen el mismo problema.

Es decir se sigue utilizando dinero público para favorecer y enriquecer a las grandes empresas constructoras. Señora Aguirre, espero haber interpretado bien su mensaje y lo que usted entiende por social.