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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

HZ ante el TC

El Tribunal Constitucional, como sucediera hace un año, tendrá la última palabra sobre si puede o no concurrir a las elecciones europeas la agrupación de electores Herritarren Zerrenda (HZ), considerada por el Supremo la "candidatura encubierta" de la ilegalizada Batasuna. Por unanimidad, los magistrados de la Sala Especial del Supremo han estimado que las pruebas e indicios aportados por la Fiscalía y el Gobierno demuestran suficientemente que la lista impugnada incurre en los supuestos de continuidad fraudulenta de una formación ilegal previstos en la Ley de Partidos. En Euskadi, las formaciones nacionalistas presumen que la exclusión tiene una motivación más política que jurídica.

El derecho a ser elegido constituye uno de los pilares del sistema democrático y cualquier limitación del mismo resulta siempre problemática. Pero es falaz el argumento nacionalista de que la impugnación de la plataforma continuadora de Batasuna impide a la izquierda abertzale "defender sus ideas por cauces democráticos". Batasuna no fue ilegalizada por propugnar la independencia de Euskal Herria, sino por su vinculación y dependencia estratégica de una organización terrorista que mata, extorsiona y amenaza para conseguirla. La Ley de Partidos supuso, en este sentido, una respuesta extrema del Estado de derecho a una situación también extraordinaria: la limpieza ideológica aplicada por ETA contra militantes y simpatizantes de las fuerzas no nacionalistas, bajo la mirada comprensiva de Batasuna.

Cabe discrepar de que se impida la concurrencia de una lista electoral, pero resulta sospechoso el volumen de victimismo emitido en el País Vasco por partidos que a la postre son los beneficiarios directos de esa medida. Y tampoco la experiencia histórica avala que la condescendencia y el cerrar los ojos hacia los desmanes del mundo de ETA haya propiciado su evolución democrática, sino más bien al contrario. El hecho de que la organización terrorista y su entramado social están hoy más debilitados que nunca se debe, entre otras razones, a que ya no sale gratis proclamar que "votar a HB es votar a ETA", como podía escucharse años atrás en los mítines de aquella formación.

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Por su parte, HZ puede quejarse y agotar todas las vías de recurso, pero no está legitimada moralmente para afirmar que la anulación de su candidatura implica "asesinar políticamente a miles de ciudadanos". Sobre todo cuando sus portavoces han puesto más empeño en asegurar que no tienen "nada que ver" con Batasuna que en desmarcarse expresamente de ETA.

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