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Washington: "Esto prueba que somos un país libre"

BARBARA CELIS,

Los detractores estadounidenses de Michael Moore, en muchos casos identificables por ser también personajes absolutamente pro Bush, ya tienen una nueva razón para atacar a este cineasta: la Palma de Oro del Festival de Cannes tiene apellido francés, y para el conservador medio estadounidense Francia es sinónimo de excesos de liberalismo y de antiamericanismo acérrimo (sirvan de ejemplo las famosas freedom fries con las que el Congreso estadounidense rebautizó las french fries durante los meses previos a la guerra de Irak por la negativa francesa a apoyar la invasión). El propio Michael Moore se ocupó de subrayarlo tras recibir el galardón y predijo que la prensa conservadora de su país tratará de atacar Fahrenheit 9/11 utilizando, entre otras armas, el origen francés del premio. En lo relativo al cine, Francia es considerada por gran parte de la crítica estadounidense como ese extraño reducto en el que las películas de personajes controvertidos o repudiados en Estados Unidos, como el director Woody Allen, encuentran el calor del público y triunfan sin explicación aparente. Y aunque cuatro de los nueve miembros del jurado que han premiado el filme de Moore son norteamericanos (Quentin Tarantino, Katheleen Turner, Edwidge Danticat y Jerry Schatzberg), la predicción del cineasta tiene todas las probabilidades de cumplirse.

La Administración de Bush, blanco principal de una película definida por la revista Time como "un cóctel Molotov", se limitaba a declarar a través de France Presse que "Estados Unidos es un país libre y esto es lo que le hace grande. Todo el mundo tiene el derecho a decir lo que quiera".

La biblia de la industria cinematográfica, la revista Variety, no hace valoraciones respecto al premio, aunque en su crítica a la película la define como "un panfleto cinematográfico descarado para la campaña de 2004", que sin embargo podría conseguir que tanto quienes no suelen frecuentar las urnas como los "americanos medios patriotas" se lo piensen dos veces antes de votar republicano "gracias a la emotividad de la película". The Hollywood Reporter también la califica de "instrumento para año electoral", mientras The New York Times subraya su importancia para denunciar el coste humano de la guerra. En las televisiones, los comentarios ayer eran escasos, aunque en algunas cadenas, como la conservadora Fox, trataron de que su crítico cinematográfico Bill McCuddy atacara el filme. "¿No es demasiado político para llamarlo documental?", insistía la presentadora. "Todos los documentales, de alguna manera, tienen contenido político", sentenció impertérrito McCuddy, quien aseguró que el premio ayudará a que el filme consiga pronto su distribución.

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