Fuera de control
En un mundo unipolar se suponía que la hiperpotencia iba a imponer orden. La marcha de la guerra de Irak, el desistimiento de toda voluntad de influencia sobre el trágico desarrollo del conflicto entre isralíes y palestinos y la tarea inacabada en Afganistán revelan, por el contrario, una preocupante pérdida de control por parte de EE UU. Una encuesta realizada en Irak pone de manifiesto la progresiva pérdida de apoyo de las fuerzas norteamericanas en beneficio de los grupos de resistencia más radicales.
Con la ventaja tecnológica que exhibe en el campo armamentístico resulta inconcecible que las fuerzas de Estados Unidos cometan errores como el bombardeo que ha causado más de 40 muertos entre un grupo de iraquíes que festejaban una boda. Si se suma la difusión de nuevas fotos sobre tratos humillantes y vejatorios a presos iraquíes, no puede sorprender la pérdida de imagen, credibilidad y autoridad moral y política de la Administración de Bush en el mundo árabe y musulmán, pero también ante los ciudadanos europeos y los propios estadounidenses.
Que un soldado haya sido condenado por estos bárbaros hechos a un año de prisión -pena pactada entre defensa y acusación- en un sumario consejo de guerra, no sirve para despejar la sospecha de que se trata de prácticas estimuladas por la cadena de mando de la inteligencia militar. Bush tuvo que esforzarse ayer para intentar calmar los ánimos de los congresistas republicanos, temerosos de que el deterioro de la situación en Irak les lleve a perder las elecciones de noviembre a la Casa Blanca y al Congreso.
Empieza a ser ya una evidencia que Washington ha perdido el control de la situación y no tiene una estrategia para recuperarlo. Los enfrentamientos entre el Departamento de Estado y el Pentágono, y entre la rama política y militar de este último, son notorios y contribuyen a la confusión. El hasta ahora protegido del Departamento de Defensa Ahmad Chalabi se ha permitido distanciarse de la coalición ocupante en cuanto EE UU le ha cerrado el grifo de la financiación. Chalabi, condenado en Jordania por fraude, fue en su día el principal abogado ante Washington del "cambio de régimen en Irak" y suya fue la aportación de un testigo que declaró haber visitado los laboratorios móviles que supuestamente fabricaban armas químicas. Lástima que sólo ahora se haya conocido que no había superado una prueba anterior realizada por la CIA con el detector de mentiras.
Se acerca la fecha del 30 de junio, señalada por la Administración de Bush para la transferencia de soberanía a un Gobierno provisional designado por la ONU. EE UU dice tener una idea clara de qué hará ese día. Pero no al día siguiente. Irak, y por extensión buena parte del mundo, se ha convertido en un tren repleto lanzado a toda velocidad sin conductor.
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