El Vaticano desaconseja las bodas entre católicos y musulmanes
Roma basa su recelo en "los resultados de amargas experiencias"
El Vaticano considera inevitables las tensiones unitarias que provocan las migraciones y quiere preparar a sus pastores con normas claras y precisas, "evocando, con apropiado lenguaje, las tareas, las incumbencias y los roles de los agentes pastorales y de los varios organismos eclesiales encargados de la pastoral migratoria". Las propuestas valen "tanto para el caso de los migrantes católicos, sean de rito latino, sean de rito oriental, como para aquellos que pertenecen a otras religiones en general y al Islam en especial", explica.
El nuevo documento aspira a satisfacer "algunas exigencias importantes y actuales" de la pastoral católica, en alusión al ecumenismo religioso y la llamada inculturalidad. Además, reclama que se tenga "en debida cuenta" la normativa canónica vigente para afrontar unos flujos migratorios que no siempre están "en comunión con la Iglesia católica", o que practican otras religiones.
"Por lo que se refiere al matrimonio entre católicos y inmigrantes no cristianos, habrá que desaconsejarlo, aunque con distintos grados de intensidad, según la religión de cada cual, con excepción de casos especiales", dice la instrucción romana, que firma el cardenal Stephen Fumio Hamao. "Aun reconociendo con gratitud aquellos matrimonios mixtos que logran alimentar la fe, tanto de los esposos como de los hijos, la Iglesia anima los esfuerzos pastorales que se proponen fomentar los matrimonios entre personas que tienen la misma fe", se explica con una larga cita a Juan Pablo II.
Preparación esmerada
La jerarquía vaticana expresa una especial preocupación por los matrimonios de católicos con musulmanes. "Si se presenta una solicitud de matrimonio de una mujer católica con un musulmán, debido también a los resultados de amargas experiencias, habrá que realizar una preparación muy esmerada y profunda para ayudar a los novios a conocer y a asumir, con toda conciencia, las profundas diversidades culturales y religiosas que tendrán que afrontar, tanto entre ellos, como con las familias y el ambiente de origen de la parte musulmana, al cual posiblemente tendrán que regresar después de una estancia en el exterior", advierte.
El documento subraya las convergencias de las dos religiones -"la oración diaria, el ayuno, la limosna, la peregrinación, la ascesis para dominar las pasiones, la lucha contra la injusticia y la opresión"-, pero también sus divergencias, "algunas de las cuales están relacionadas con los logros legítimos de la modernidad", dice.
El Vaticano subraya de forma especial divergencias que tienen que ver con los derechos humanos. "Aspiramos a que se produzca en nuestros hermanos y hermanas musulmanes una creciente toma de conciencia sobre el carácter imprescindible del ejercicio de las libertades fundamentales, de los derechos inviolables de la persona, de la igual dignidad de la mujer y del hombre, del principio democrático en el gobierno de la sociedad y de la correcta laicidad del Estado", dice una instrucción pastoral presentada como la respuesta eclesial a un fenómeno migratorio que afecta a 200 millones de personas obligadas a abandonar sus lugares de origen a causa de guerras, xenofobias o una globalización que está ahondando los desequilibrios sociales, económicos y demográficos. "La globalización", lamenta la Iglesia católica", "ha abierto los mercados, pero no las fronteras; ha derrumbado las barreras a la libre circulación de la información y de los capitales, pero no la de la libre circulación de las personas".
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