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Crítica:TAQUILLA Y CRÍTICAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Pecado y redención

Javier Ocaña

En un momento de la magnífica Cadena perpetua (Frank Darabont, 1994), un preso desde tiempos inmemoriales al que se le ha olvidado el significado de la palabra libertad sale de la cárcel muerto de miedo. Al poco tiempo, tras comprobar que su adaptación al mundo es imposible, se cuelga de una viga poniendo fin a su recién adquirido sufrimiento. El punto de partida de Levity, primera película del guionista Ed Solomon, es semejante, con un asesino que, a regañadientes, es expulsado de la prisión después de no haber pisado la calle desde chaval.

Levity es un aceptable cuento sobre la redención y el pecado con un puñado de personajes alejados de la monotonía habitual, culpables de vivir según las reglas que la sociedad les ha dictado: una pija malcriada por su alcohólica y ex estrella madre; una mujer machacada por una muerte del pasado, y un predicador con un aparcamiento gratis para los jóvenes en zona de marcha (a cambio de soportar sus plegarias durante 15 minutos).

LEVITY

Dirección: Ed Solomon. Intérpretes: Billy Bob Thornton, Morgan Freeman, Kirsten Dunst, Holly Hunter. Género: drama. EE UU, 2003. Duración: 100 minutos.

Aunque, si este hecho lo unimos con el dato de que John August (otro integrante de la pandilla angelina) es el adaptador de Big fish, todo encaja. Ambos no son más que mercenarios de los grandes estudios que, hasta que no tienen un material propio o atractivo, no ofrecen (o no les dejan ofrecer) su verdadera valía.

En tono de fábula moral, con una excelente interpretación de Holly Hunter y un guión bien dialogado, Levity tiene, sin embargo, un problema muy acusado en el cine reciente: el excesivo recurso a la casualidad, al encuentro más increíble que fortuito, detalle que desvela que el manejo de la secuencia, tomada individualmente, puede ser bueno, pero que la formación del todo esconde intolerables trucos de magia.

Por otra parte, el ambiente de la casa del personaje de Hunter no parece tan tirado como demuestran las correrías del hijo de ésta, mientras que el papel de Morgan Freeman queda demasiado disperso. Deficiencias perdonables si las comparamos con el horrendo cartel de la película, que nada tiene que ver con su espíritu intimista.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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