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LA OBRA ESTRELLA DEL ALCALDE GALLARDÓN

El túnel de la M-30 bajo el río será horadado desde el invernadero de Arganzuela

Vecinos del Manzanares exigen a Gallardón un estudio que evalúe los daños que el soterramiento de la M-30 pueda provocar en sus casas

El escenario elegido el pasado lunes por el ex presidente José María Aznar para presentar su libro sobre sus ocho años de gobierno, el emblemático invernadero de Arganzuela, es también el punto elegido por el equipo de Alberto Ruiz-Gallardón para el arranque de una de las intervenciones más polémicas en la reforma de la M-30: la construcción de un túnel bajo el cauce del río Manzanares con una tuneladora de 15,6 metros de diámetro.

Si el proyecto sale adelante -las obras no se pueden acometer sin el visto bueno de la Confederación Hidrográfica del Tajo-, la plaza ajardinada que se encuentra actualmente entre el invernadero y las naves donde tiene su sede la Compañía Nacional de Danza desaparecerá para dar paso a un gigantesco pozo de 100 metros de largo y 30 de profundidad desde donde la tuneladora empezará a horadar el bypass sur: un subterráneo de 4,2 kilómetros de longitud y tres carriles por sentido con el que el alcalde pretende enlazar el tramo oeste de la M-30 con el puente de Vallecas. "Nunca antes, en ninguna parte del mundo, se ha trabajado con una tuneladora de más de 15 metros de diámetro", ha señalado el padre de la idea, Manuel Melis, autor de las obras del metro.

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El pozo de ataque de la tuneladora reducirá a un mero recuerdo el jardín con 4.170 variedades de dalias inaugurado aún no hace dos años y que forma parte del proyecto de soterramiento comprendido entre los puentes de Toledo y de Praga. Los proyectos, incluidos en el tramo oeste de la M-30, no han salido aún a información pública, pero varios vecinos de la zona han tenido acceso a los planos (véase gráfico) en la Concejalía de Gobierno de Urbanismo, Vivienda e Infraestructura".

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"Será la boca del infierno. Un gran agujero que no ves donde acaba", según Luis Ayuga, de la asociación de vecinos del paseo de Santa María de la Cabeza.

En los planos se puede observar que uno de los mayores pozos de ventilación del proyecto está también en el viejo matadero de Arganzuela, pese a que se trata de un conjunto representativo de la arquitectura industrial neomudéjar de principios del siglo XX incluido en el Catálogo de Elementos Protegidos con el máximo nivel. Esa actuación tendrá que contar necesariamente con el visto bueno de Patrimonio y afecta directamente a un proyecto reiteradamente anunciado y aplazado: la recuperación del matadero como el Guggenheim madrileño. Ruiz-Gallardón firmó, en marzo de 2003, cuando era presidente de la Comunidad y candidato a la alcaldía, un convenio con el anterior regidor, José María Álvarez del Manzano, y el presidente del Campo de las Naciones, Fernando Fernández Tapias, para ceder a la Fundación Arco dos naves como sede de su colección permanente. Pero, ahora, ese convenio puede quedar parado. "Para llegar a 30 metros de profundidad habrá que construir una gran rampa de bajada que destrozará el entorno y hará imposible otro de los proyectos estrella del alcalde para esta legislatura: la recuperación del Matadero como un gran centro cultural", afirma Bernardo Ynzenga, vicedecano del Colegio de Arquitectos.

Además de los trabajos necesarios para construir el bypass del sur, el proyecto de soterramiento de la M-30 plantea, bajo el puente de Praga, un gran nudo subterráneo con tres niveles y 10 movimientos de tráfico distintos, con ramales de salida que afectarán al parque de la Arganzuela, una de las zonas verdes más consolidadas de la zona. Las consecuencias que puede tener sobre las viviendas el enorme movimiento de tierras que implica la construcción de esos túneles es uno de los aspectos que más preocupa a los vecinos.

Por ello, Benjamín García Rubio, portavoz de la asociación Colonia Manzanares; María Isabel Chaparro, de la asociación Antonio López-Puente de Praga, y Luis Ayuga, de Santa María de la Cabeza, requirieron por escrito en febrero pasado al alcalde la redacción de un Plan de Auscultación en el que se recoja "un inventario notarial, con fotografías de todos y cada uno de los edificios que se consideren afectados por la excavación, así como la normativa a seguir para realizar un control exhaustivo de las grietas que pudieran producirse en el transcurso de la excavación, tanto en las edificaciones como en los servicios existentes".

Un estudio de ese tipo ha sido una de las medidas adoptadas por el Ministerio de Fomento antes de iniciar las obras del nuevo túnel entre las estaciones de Puerta del Sol y Atocha. "Sin embargo, desde la Concejalía de Urbanismo han eludido hasta ahora adquirir un compromiso firme. Olvidan que los que vivimos junto a la M-30 vamos a estar años soportando los ruidos de las obras, el polvo y la inquietud de no saber si nuestra casas se vendrán abajo", afirma Isabel Chaparro.

"Siento angustia y miedo. No queremos vernos como los vecinos del Circo Estable, que han tenido que dejar sus casas y acaban de demandar al Ayuntamiento para que se haga cargo de la reparación de las grietas que han salido durante los trabajos de construcción del circo", continúa Chaparros. En una reunión mantenida el pasado miércoles en la Gerencia de Urbanismo con dos de los responsables del proyecto les han asegurado que "Si ven que hay algún problema con los cimientos de las viviendas, inyectarán hormigón y ya está. Pero no se trata de eso. Queremos información sobre los niveles de contaminación que vamos a tener que soportar con los gases de los túneles y un compromiso formal, ante notario, del Ayuntamiento de que reparará las grietas", explica la portavoz de la asociación Antonio López-Puente de Praga.

No se muestra más satisfecho Benjamín García Rubio. "En el paseo del Marqués de Monistrol hay 15.000 vecinos afectados por el posible soterramiento. Hemos creado una comisión en la que trabajan 20 vecinos y hace dos meses presentamos 1.200 alegaciones, pero ninguna ha sido tenida en cuenta. El Ayuntamiento habla de una alfombra verde para cerrar una herida junto al río; pero aquí, esa herida seguirá abierta", señala García Rubio.

Arquitecto de profesión, no duda de que las obras generarán grietas en las casas. Hacer túneles a tanta profundidad como quieren puede significar alterar el nivel hidrológico de las escurrentías que vienen de la Casa de Campo. En esta zona los edificios altos tienen cimentaciones a base de pilotaje y si se altera el nivel hidrológico, se van a producir movimientos en los cimientos de los edificios", concluye Benjamín Rubio.

Luis Ayuga, que ya ha vivido la experiencia de la construcción de un túnel en su barrio -el de Santa María de la Cabeza- intenta que la actuación sobre la M-30 sirva para paliar los problemas que ha creado en la zona la salida de ese subterráneo, donde ya ha muerto atropellado un chaval de 14 años. "Llevamos más de un año reclamando un semáforo y que nos quiten el muro que divide la calle en dos, pero parece que tendremos que seguir esperando una posible solución. Estoy confuso, nos falta información y la poca que hay es contradictoria", afirma Ayuga.

"Sólo de una cosa estoy seguro: bajo ningún concepto se va a resolver el problema del tráfico. Mientras nos empeñemos en meter coches en Madrid, habrá atasco. Vamos a hacer las alegaciones que creamos convenientes y, de hecho, el lunes pasado entregamos al director del proyecto una propuesta para recuperar el puente de Praga, pero dudo que lo tengan en cuenta. Hemos escrito cartas, hemos mantenido entrevistas. ¿Qué nos queda por hacer? ¿Cortar la M-30 y crear un atasco en todo Madrid? Esa obra es una barbaridad", reflexiona Ayuga.

Desde el otro extremo del puente de Praga, Isabel Chaparro, insiste en resaltar que, ante todo, quiere "dejar claro que no nos oponemos a la reforma de la M-30. Pero entre la vía rápida que es ahora y el soterramiento en todas partes con túneles tan profundos, puede haber otras opciones".

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