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Reportaje:

El sueño frustrado de Moneo

El Ayuntamiento de Tudela expedienta y sanciona al arquitecto por el ruinoso estado de un inmueble de su propiedad

El sueño de Rafael Moneo en su Tudela natal se ha convertido en una pesadilla. El arquitecto navarro adquirió una casa nobiliaria en el casco histórico de la localidad navarra con la intención de restaurarla "y poder recoger en ella todo lo que da de sí una vida". Esa vivienda ha provocado la apertura de un expediente administrativo por parte del Ayuntamiento de la ciudad, que en los últimos doce meses ha impuesto sendas sanciones de 600 euros al premio Pritzker de arquitectura por el abandono del inmueble y el riesgo que representan para los viandantes los desprendimientos de tejas y cascotes.

Los vecinos están que trinan. Desde hace cuatro años sus quejas ante el consistorio por el mal estado de la conocida como casa Marichalar son constantes. Moneo "entiende" el malestar y "lamenta muchísimo" las sanciones municipales, que ha pagado religiosamente. Pero, además de haber dado órdenes para consolidar con un entarimado los aleros del inmueble del siglo XVIII y adecentar así la penosa imagen externa que ofrece el caserón, su mayor interés radica en explicar por qué se ha llegado a una situación en la que "las medidas de seguridad tomadas poco han ayudado a mantener la integridad" del edificio.

Moneo asegura que ejecutará las medidas de seguridad que el consistorio indique

Los padres de Rafael Moneo residieron en el Paseo de Invierno de la ciudad navarra bañada por el Ebro. El estudio del arquitecto rehabilita en Tudela, por encargo del Ayuntamiento, un edificio del siglo XV para convertirlo en casa de cultura y también promueve un barrio con 2.000 viviendas junto al Ebro. Moneo tenía la ilusión contar con una casa propia y, a mediados de los ochenta, adquirió por un desembolso simbólico la denominada casa Marichalar, un edificio de tres plantas del siglo XVIII con fachada de ladrillo, escudo nobiliario, y una caja de escalera de cierto valor.

Cuando lo compró ya estaba ruinoso y el proyecto de rehabilitarlo se fue retrasando. "Al principio, por falta de tiempo y de la dedicación que el mismo demandaba", asegura el arquitecto. "Más tarde porque la fantasía que implicaba iba disipándola la realidad misma", añade Moneo, a quien su resistencia a abandonar el proyecto le ha granjeado varias denuncias, un expediente con sanciones urbanísticas y la enemistad de medio centenar de vecinos directamente afectados por un inmueble muy deteriorado. Actualmente gestiona su venta después de que el Consistorio tudelano declinara su ofrecimiento para adquirirlo.

La concejala de Urbanismo del Ayuntamiento tudelano, Marivi Castillo, subraya que se le han remitido en los últimos meses dos requerimientos al arquitecto por vulnerar los preceptos de la ley foral del Suelo, exigiéndole la consolidación del edificio. "Los técnicos advirtieron del riesgo existente. El propietario desatendió los periodos de un mes para adoptar las medidas de seguridad y se le han impuesto dos sanciones de 600 euros que han sido abonadas". "La actitud del arquitecto", apunta la concejal, "ha sido en todo momento dialogante y siempre ha acabado adoptando alguna solución constructiva".

La céntrica calle Descalzos es para muchos residentes del centro tudelano el paso obligado hacia dos colegios cercanos, Elvira España y Compañía de María. En las proximidades hay también un centro de salud. Pero muchas madres y padres dan un rodeo por miedo a los desprendimientos.

Hace pocas semanas, se desprendieron cascotes desde el alero del inmueble y era arriesgado transitar por el lugar. Jesús Azcona, un vecino que reside enfrente del palacete, lo recuerda bien: "Sucedió sobre las 16.30. Media hora más tarde entran los chavales al colegio y muchos pasan por aquí". Azcona no oculta su enfado con la actitud de un prestigioso profesional que acapara premios internacionales. "Yo nací en esta calle Descalzos y recuerdo que en la década de los setenta varias familias que residían en casa Marichalar fueron desahuciadas por su estado ruinoso. Desde entonces", indica el vecino, "el edificio se ha ido derrumbando por dentro y escuchamos constantes resquebrajamientos de las estructuras. Nos da mucho miedo la situación".

Moneo asegura que la fachada "está firme" y reconoce que se ha gastado en medidas de protección una fuerte suma de dinero, lo cual no ha evitado la "enojosa y difícil situación" en la que se encuentra. A la espera de poder traspasar la propiedad, Moneo ha pedido al Ayuntamiento que envíe técnicos propios para que sean ellos los que evalúen las medidas de seguridad necesarias, que Moneo ejecutará de inmediato, según su compromiso. Mientras tanto, anuncia que apuntalará aún más la estructura interior.

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