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Reportaje:

China: un país, un sistema

Pekín impone nuevas restricciones a Hong Kong para evitar su democratización

Emily Lau, líder del partido pro democrático Frontera de Hong Kong, ha decidido que durante todo un mes vestirá de negro. Será una señal de protesta contra la decisión anunciada a finales de abril por el Gobierno central chino de denegar el sufragio universal tanto en la elección del máximo dirigente de la ex colonia británica, en 2007, como en la votación de la totalidad de los miembros del Parlamento el año siguiente. La resolución de las autoridades de Pekín ha levantado airadas protestas en el territorio, donde muchas voces aseguran que marca el fin del compromiso un país, dos sistemas acordado con el Reino Unido para la devolución de Hong Kong en 1997. El pasado día 26 ese pacto se rompió, afirman, y convirtió en humo sus esperanzas de democratización.

Hong Kong
Superficie1.092 km2
Población7.394.170
PIB/hab.27.200 dólares
Paro7,5%
Inflación3,0%
China
Superficie9.596.960 km2
Población1.286.975.468
PIB/hab.4.700 dólares
Paro10% (ciudades)
Inflación-0.8%

"Han puenteado de forma muy violenta lo que está estipulado en la Ley Básica [la mini constitución del territorio]. Es, sin duda, una bofetada al principio un país, dos sistemas" , dice Elaine Chan, profesora del departamento de Política y Administración Pública de la Universidad de Hong Kong.

Según el actual sistema, el jefe ejecutivo es designado por un comité formado por 800 miembros, controlado por Pekín; y sólo 24 integrantes del Legislativo -que en las elecciones del próximo septiembre pasarán a 30- son votados directamente por la población. Los otros 30 serán escogidos por un grupo de electores restringido, del cual forman parte empresarios, médicos y banqueros, muchos de ellos alineados con Pekín.

La decisión de la Asamblea Popular Nacional (APN) china forma parte de una campaña lanzada a principios de año para poner freno a las aspiraciones democráticas de la ex colonia, ya que el Gobierno central considera que podrían desembocar en el nombramiento de líderes opuestos a sus deseos. Tung Chee Hwa, el máximo dirigente del territorio, un potentado ex naviero, fue designado por Pekín. "Temen que si aquí hay democracia, un día cruce la frontera y desafíe al régimen del partido comunista", asegura Wong Wai Ho, politólogo en la Universidad China de Hong Kong.

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La Ley Básica establece el derecho de los ciudadanos a elegir dirigente y diputados a partir de 2007, y defiende como fin último la instauración de la plena democracia. Pero no señala plazo. Ahora, el derecho al sufragio universal no llegará, como pronto, hasta 2012, cuando finalice el mandato del sustituto de Tung.

El Gobierno chino ha justificado su decisión en la necesidad de mantener la estabilidad y la prosperidad en la región administrativa especial. "Una reforma drástica conduciría a una confrontación violenta. Se produciría inestabilidad y la sociedad sería incapaz de soportar el coste de este experimento político. Sería imprudente", dijo Qiao Xiaoyang, vicesecretario general del Comité Permanente de la APN, en Hong Kong, adonde fue enviado para explicar la medida. "Los inversores, sean locales o extranjeros, quieren un entorno estable (...) Creo que esto va en dicho sentido", refrendó en la televisión local el secretario de Finanzas de la ciudad, Henry Tang.

Wong difiere: "Si no reformamos el sistema político para hacerlo más abierto y sensible a la gente, la situación será de más incertidumbre e inestabilidad". Además, según Elaine Chan, pondrá al Ejecutivo en una situación muy delicada. "El campo pandemocrático se verá empujado a emprender acciones más vigorosas para expresar su descontento. Probablemente, más de sus integrantes regresarán al Parlamento en las elecciones de septiembre. Y si esto se produce, las relaciones entre el Legislativo y el Ejecutivo serán muy difíciles", afirma.

De momento, ya se han multiplicado las voces, como la de la enlutada Emily Lau, convocando a los ciudadanos a manifestarse. "Alguna gente dice que estoy desafiando a Pekín. Pues estoy desafiando a Pekín. Y hago un llamamiento para que un millón de personas tomen las calles el 1 de julio [aniversario de la devolución]".

Mientras tanto, el impopular Tung tendrá que navegar entre sus decepcionados e irritados ciudadanos y las órdenes que le llegan del continente. Porque Pekín ha dejado bien claro quién manda en Hong Kong.

Doble rasero

Cuando el Reino Unido devolvió Hong Kong a las autoridades Chinas, ambas partes acordaron para el territorio un alto grado de autonomía durante 50 años, bajo el concepto denominado un país, dos sistemas. Los hongkoneses disfrutan de libertades, como la de expresión, ausentes al otro lado de la frontera. Pero la mano de Pekín ha estado bien presente para controlar los posibles deslices prodemocráticos. Por esta razón, la Asamblea Nacional reinterpretó la Ley Básica a principios de abril, y dictaminó que cualquier reforma del método con que son elegidos el jefe ejecutivo y el Parlamento precisan su visto bueno. Y ahora ha descartado el sufragio directo. Estados Unidos ha protestado y el Reino Unido ha acusado a Pekín de incumplir los términos del acuerdo de cesión. China ha respondido que se metan en sus asuntos, y ha añadido por medio de su ministro de Asuntos Exteriores, Li Zhaoxing: "¿Era Hong Kong democrático bajo gobierno británico? ¿Mostraron entonces esta preocupación los británicos? ¿Y los estadounidenses? No. Eso es utilizar doble rasero". Y Qiao Xiaoyang, vicesecretario general del Comité Permanente de la APN, ha añadido: "No supone el fin de la democracia en Hong Kong, sino más bien un punto de arranque para su evolución democrática".

Según una reciente encuesta, el descontento de la población sobre cómo gestiona la ex colonia sus relaciones con el Gobierno está en el nivel más alto (el 37%) desde 1997.

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