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Más de 1.000 conductores huyen cada año tras causar un accidente

Una reforma en el Código Penal elevará la pena por omisión de socorro

Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, es una figura del baile flamenco que se convirtió en noticia por motivos ajenos a su arte. Su imprudencia al volante se cobró una vida. Las circunstancias no difieren del millar de casos que se producen en España. Conducía sin carné, sin seguro y se dio a la fuga. Según los últimos datos, en los accidentes de 2002 se vieron implicados 170.295 conductores, de los cuales 1.096 se fugaron y 3.585 no tenían carné.

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Las circunstancias que pueden provocar la huida tras un accidente pueden ser muy variadas, pero Gloria Vinader, asesora jurídica del RACE, apunta que suele ser frecuente que se trate de un conductor sin carné, sin permiso de circulación o que carezca de seguro. "Suele ir encadenado. Hay un auténtico problema, la cantidad de gente que circula sin permiso y la cantidad de coches sin seguro. Y claro, si no tienen ninguna de las dos cosas cuando atropellan a alguien o causan un accidente les da más miedo parar y huyen", apunta.

Según los últimos datos de la Dirección General de Tráfico, en 2002 se produjeron en España 98.433 accidentes con víctimas (heridos o muertos) en carretera y ciudad. En ellos se vieron implicados 170.295 conductores, de los cuales 1.096 se dieron a la fuga, un 0,6% (895 en zonas urbanas y 201 en carretera) y 3.585 no tenían carné. Ese año hubo 5.347 fallecidos. ¿Peatones? 776.

¿Y quién paga cuando no hay responsables? Existe un fondo de solidaridad gestionado por el Consorcio de Compensación de Seguros (organismo del Ministerio de Economía), que se cubre con el 3% de cada prima de todos los españoles que sí tienen seguro. En 2002 tuvo que hacerse cargo de las indemnizaciones que provocaron 54.981 vehículos sin seguro. El desembolso fue de 96,6 millones de euros.

No es fácil trazar un perfil de quienes circulan sin seguro. Pero la mayoría entra dentro de las siguientes características: varón de entre 25 y 34 años. Existe una sensación general de impunidad en cuanto a las penas para los infractores. "Son delitos con penas no muy altas y hay cierta permisividad social y jurídica", dice el abogado penalista José Luis Galán. "El juez ante una persona que saca una navaja no tiene piedad, porque él sería incapaz de hacerlo. Sin embargo, le es más fácil ponerse en el lugar del imputado por un delito de tráfico porque todos hacemos algún disparate conduciendo".

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Esa manga ancha ante los delitos de tráfico Galán la atribuye, en el caso de la conducción sin seguro, a que pasó de ser una infracción administrativa (y más penalizada económicamente) a una falta penal, porque se intentó atribuirle mayor reproche moral. "Y ha ocurrido que, como los seguros son tan caros y la gente tan insensata, le sale más barato pagar la multa que el seguro. Y también que se llenen los juzgados de instrucción". De ahí, una reforma que entrará en vigor a partir del 1 de octubre, que devuelve dicha infracción al orden administrativo.

Condenas de cárcel

El delito de omisión de socorro ha tenido un periplo similar, explica Gonzalo Martínez-Fresneda, también abogado penalista. En el Código Penal de 1973 quien no socorría a la víctima de un accidente podía ser condenado a penas de prisión que iban de seis meses a seis años. "Como a la cárcel se iba si tenías antecedentes penales o si la pena era mayor de un año, en los casos más graves el culpable cumplía una pena de cárcel".

Sin embargo, en el Código de 1995, la pena pasa a ser de seis meses a un año. "Esto equivale a decir que aquí no pasa nada, porque se te va a imponer una pena que, al no superar los dos años, no implica normalmente prisión, salvo que se tengan antecedentes", explica. Una situación que podría cambiar si se aplica la modificación (también a partir de octubre), que eleva de nuevo la pena fijándola de 6 meses a 4 años cuando el atropello lo ocasiona el conductor que luego se da a la fuga.

¿Y qué medidas son las mejores? "La prevención y la educación, porque la represión no es más que reconocer un fallo y colocar un parche", concluye Galán.

José Antonio Alonso, durante su visita al Parque Infantil de Tráfico de León.
José Antonio Alonso, durante su visita al Parque Infantil de Tráfico de León.EFE

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